La Orquesta de Washington dice adiós a Rostropovich con "Despedida a Slava"
El maestro ruso abandona la formación después de 17 años
Después de 17 años de intensa presencia musical y política, Mstislav Rostropovich se ha despedido esta semana de la Orquesta Nacional Sinfónica de Washington conun amplio programa de actos, celebraciones y conciertos. La brillante gala que coronó el viernes por la noche las festividades en el Kennedy Center contó con la presencia de la reina Sofía, admiradora desdehace años del maestro ruso. Doña Sofía acudió al concierto y a la cena posterior en compañía del príncipe Felipe, que estudia Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown.
En el concierto del viernes, titulado Despedida a Slava, como se le conoce a Rostropovich, se rindió homenaje a todo lo que el maestro ha significado para la vida musical de Washington, que en ocasiones manifiesta un justificado complejo de inferioridad cultural ante Nueva York y otras ciudades norteamericanas."En sus 17 años como director musical de la Orquesta Sinfónica Nacional -según cuenta James Wolfensohn, presidente del Kennedy Center- Rostropovich, a través de su calidad artística única, de su ardiente defensa de la música contemporánea y de su dedicación a esta Orquesta, ha realizado una imborrable contribución al patrimonio artístico de este país".
A los numerosos premios y distinciones que jalonan su vida, Rostropovich unirá desde ahora la concesión del título de director honorario de la Orquesta Nacional Sinfónica, no sólo por sus méritos artísticos, sino por su defensa de los derechos humanos.
El apoyo al disidente Alexander Solzhenitsyn provocó el exilio de Rostropovich de la Unión Soviética en 1974. El victorioso retorno en 1990, primera gira de la Orquesta en Rusia, fue el principio de su respaldo a la reforma, que continuó con su imprevisto viaje a Moscú un año después para mostrar su oposición al intento de golpe de Estado y el concierto al aire libre, frente al Kremlim y con asistencia del presidente Boris Yeltsin, en las agitadas jornadas de septiembre del año pasado. Su papel como relaciones públicas en muchas otras causas le ha forjado una imagen tan política como artística y musical.
El sucesor de Mstislav Rostropovich, y el quinto director en los 63 años de historia de la Orquesta Nacional Sinfónica, será el norteamericano Leonard Slatkin, nacido en Los Angeles. Slatkin se incorporará provisionalmente en septiembre a su nuevo trabajo, que compatibilizará durante los dos próximos anos con su actual puesto de director de la Sinfónica de San Luis, y ejercerá plenamente como director musical en Washington a partir de 1996. Los críticos subrayan las grandes diferencias entre los dos directores: el reconocimiento de Rostropovich se produce sobre todo como músico, mientras que Slatkin, según Bernard Holland, "es un soberbio constructor de orquestas, un meticuloso director con un repertorio que va mucho más allá de Shostakovich y Tchaikovski, tan queridos por Rostropovich", se apunta con cierta ironía en el diario The New York Times.
Leonard Slatkin, la mejor de las opciones posibles, según Thomas Quigley, "es un músico excepcional y un director de probada experiencia en el mundo orquestal, tanto en Estados Unidos como en el exterior".
Además de prolongar su actividad en San Luis hasta 1996 (su relación con la Sinfónica de la ciudad comenzó hace 25 años) Slatkin seguirá siendo director del Festival Blossom deja Orquesta de Cleveland y trabajará con las orquestas de Nueva York, Filadelfia, Chicago y Boston, en EEUU, y con las de Tokio, la Nacional de Francia y la Filarmónica de Israel.
Babelia
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