_
_
_
_
Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Noche memorable

Fue una de esas noches de rock and rock brillantes y alentadoras, capaz de salvarle la semana al espectador más recalcitrante. Abrían Los Macana, un trío cordobés con varios discos a sus espaldas. En la actualidad, han dejado un poco de lado sus influencias sixties, para dar paso al Catón del rokero-superviviente-fin-de-siglo: The Ramones. Piezas cortas y vertiginosas, impregnadas de alcohol, humo y nocturnidad, que van directas al corazón. Tres músicos tocando como uno solo, sin virguerías, ni sofisticaciones pretenciosas. Los textos de sus canciones son reflexiones juveniles, concebidas para impactar en tres minutos. Sus títulos lo dicen todo: Autopista sin final, Puedo morirme, Quítate la ropa, Rock and rock diablo... Los Macana hacen que la tradición no se pierda y eso, tal y como anda el patio, tiene un mérito indudable. Al menos, da esperanzas.El plato fuerte de éste sabroso menú resultó enormemente satisfactorio. El amigo Wilko ofreció una lección magistral del más apasionado rythm & blues. El público, que aborrata e impregnaba de sudor el local, lo agradeció como corresponde: exigiendo bises. Vestido de negro y armado de su clásica strato roja y negra, este peculiar intérprete armó el taco con su extraño modo de tocar la guitarra -sin púa, a porrazos y haciendo la rítmica y los solos a la vez-, de moverse espasmód1camente por el reducido escenario y con una convicción vocal propia de un quinceañero, a pesar de sus añitos.

Wilko Johnson y Los Macana

Sala El Sol. 1.500 pesetas. Jueves, 16 de junio.

Además, Wilko no tocaba solo. A su lado, un todoterreno de las cuatro cuerdas: el ex Blockhead Norman WatRoy. Este es un hombre orquesta del rock, funk, soul, blues... capaz, si le dejan, de cortar las entradas en la puerta y servir en la barra, mientras toca. A él le da tiempo a todo. Tras la pareja de capos, el batería italiano Salvatore Ramundo hacía lo que podía, que no era poco. Hasta Back in the nigth y She does it right, de su época en Dr. Feelgood, regaló Wilko, encantado con la parroquia española. Al final, tuvo que improvisar el Route 66, ya que de allí no se movía nadie. Fue una de esas noches para recordar, diciendo eso de "yo estuve allí".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_