A más calzoncillos, más esperanzas
El contenido de las maletas de los jugadores españoles delata su pronóstico para el Mundial
Juanan Morales, pívot del Joventut, relata que no hay mejor fórmula para conocer las posibilidades de un equipo en un campeonato que husmear sus bolsas de viaje y contar el número de calzoncillos. Cuantos más calzoncillos haya, más días de estancia tendrán: significa que están dispuestos a llegar hasta el final. La fórmula, sin embargo, no es aplicable a la selección española de fútbol. "Yo llevo dos mudas", advierte Zubizarreta, "pero no es ningún indicativo para saber a qué fase pensamos acceder porque a nosotros nos dan hasta los calcetines". "Una pista buena", apunta el portero en un intento de colaborar en la investigación, "es preguntar por las vacaciones".Hay que saber la fecha y el lugar elegidos, y consultar reservas en las agencias de viaje. La investigación se detiene pronto. Nadie se delata. Sólo Txiki Begiristain confiesa: "Hay mucha gente sin billete de vuelta. Yo, al igual que algún otro compañero, como Nadal, hemos decidido pasar unos días en Nueva York. Pero no sabemos cuándo sera". No estaría nada mal aparcar en Nueva York el 13 de julio, fecha en que, el ganador del grupo de Brasil se enfrenta al vencedor del grupo de España en semifinales. Hay alguno, en cualquier caso, que tiene previsto llegar hasta Los Ángeles para disputar la final del día 17. Uno es Caminero: "Cuando hice la maleta, me dije: ¿para cuántos días? Miré el calendario, consulté la fecha de la final, y me respondí: hasta el 17 de julio. Y así hice la maleta: puse un par de libros, 10 o 12 revistas españolas muy diversas, y cargué con mis compact disc ".
Puestos a mirar maletas, las hay de todo tipo. Alguno no se ha traído ni un libro. Ni una revista. Nada. La bolsa pesa como una pluma. Es el caso de Cañizares. "Sé que voy a comprar cosas, así que mejor viajar sin nada e ir llenando la maleta", se explica. "Yo tengo la ventaja de que me defiendo con el inglés, y, por tanto, me compro las revistas norteamericanas que me interesan".
El grupo de lectores es restringido. Dominan quienes prefieren los juegos. Los hay, como Begiristain, Nadal, Goikoetxea y Sergi, que son unos maniáticos del parchís. La otra peña conocida es la de los que juegan a cartas. Juanele, Felipe, Luis Enrique, Abelardo y Goikoetxea -cuando acaba con el parchís- se distraen con la pocha o el menos cinco.
Goikoetxea pagaría dinero por tirarse hasta mediados de julio jugando al menos cinco. "Mi ilusión es perderme los sanfermines por primera vez", dice, "señal de que estaríamos luchando por los puestos de honor. Soy navarro, pero prefiero el Mundial al chupinazo". Goikoetxea lleva en la maleta algún libro -"alguna biografía"-, no tantos como Guardiola, que contabiliza unos 10. Los lectores más asiduos están enfrascados con La balada de Wembley, de Pitu Abril y Pere Cullell, o con La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza, aunque también se lee Nuestro hombre en La Habana, de Graham Greene. Otros, sin embargo, prefieren estudiar. Es el caso de Begiristain. Sobre la mesilla tiene apuntes de inglés y un diccionario para cuando no entiende la ABC. También Julen Guerrero estudia. Lleva los temas de la historia del cine, una de las asignaturas del primer curso de Ciencias de la Información. Hoy, sin embargo, se interesa por la novela negra, y busca un libro de Dassiell Hammett.
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