Los primeros resultados ratifican la victoria laborista frente a los 'tories' británicos

El Partido Laborista se confirmaba anoche como el gran triunfador de las elecciones europeas en el Reino Unido. Con la mitad los votos escrutados, debido a la proverbial lentitud británica en la materia, era ya evidente que los laboristas superarían con creces los 45 escaños obtenidos en las elecciones europeas de 1989. La misma evidencia era aplicable al fracaso del Partido Conservador, que perdió a manos del partido de la oposición alguno de sus escaños más signficativos, como es el caso de Essex South, que incluye la circunscripción de Basildon, y otros dos distritos de Londres que estaban en manos conservadoras.

Esta madrugada, una proyección realizada por la BBC sobre los votos escrutados permitía aventurar un 44% para los laboristas (unos 60 escaños), un 29% (20 escaños) para los conservadores y un 15% para los liberal demócratas (2 escaños), que a esas alturas habían conseguido arrancar dos escaños a los conservadores, uno en Somerset y Devon del Norte, y el otro en Cornwall-Plymouth West.Margaret Beckett, líder provisonal de los laboristas se felicitó por un éxito que, desde su punto de vista, significa para su partido romper una dinámica de segundón.

Los seguidores de Paddy Ashdown se mostraban más pesimistas habida cuenta de que los votos "tories" no parecían haber ido a engrosar las filas liberal demócratas. En todo caso, el grueso de los votos, con una abstención en torno al 65%, parecen haberse quedado en casa.

La pérdida de los primeros escaños no pareció alterar el ánimo de los líderes conservadores. El presidente del partido, Norman Fowler, insistió ayer en que las encuestas habían ido demasiado lejos en cuanto al descalabro electoral de su partido.

Lo cierto es que las encuestas resultaron bondadosas en el caso de las elecciones parciales del pasado jueves que se saldaron con una de las mayores derrotas del siglo para los tories.

Curándose en salud sobre las malas perspectivas del recuento, el ministro de Asuntos Exteriores, el proeuropeo Douglas Hurd, insistió anoche en que no habrá crisis de liderazgo sea cual sea el descalabro final sufrido por los conservadores.

Según Hurd, la recuperación económica en marcha devolverá la confianza a los electores. Tanto él como la ministra de Sanidad, Virginia Bottomley, sugirieron en diversas comparecencias en radio y televisión que el primer ministro John Major guarda aún varias cartas en la manga para recuperar popularidad.

La primera medida de choque, sería un recorte en los impuestos, y la segunda, una notable reestructuración de su Gabinete.

El recuento de votos se realizó ayer sólo en 74 de las 87 circunscripciones electorales, mientras en las restante trece zonas, incluídos los tres escaños de que dispone Irlanda del Norte, no habrá resultados hasta hoy lunes.

Los resultados en la República de Irlanda vienen a confirmar la exactitud de las encuestas realizadas a pie de urna. El partido en el Gobierno, Fianna Fáil, obtiene el 30,7% de los votos seguido por el partido de la oposición Fine Gail con el 26,5%. Los laboristas irlandeses -que forman parte del Gobierno de coalición- el 11,5% y los verdes un 9%.

Al contrario que en el Reino Unido, donde los verdes han sufrido una derrota monumental, en la República de Irlanda se mantienen como cuarta fuerza.