Un anfitrión o en horas bajas
La inflación interanual es del 136%. La violencia política se cobra víctimas casi a diario. La prensa de Estambul reseñaba ayer la muerte de diez militantes del Partido de los Trabajadores Kurdos (PKK) en un enfrentamiento con la policía. Crecen las denuncias por atentados contra los derechos humanos y por la represión de meros delitos de opinión. La oposición islamista acosa al Gobierno de Tansu Çiller con éxito creciente. Las relaciones con Grecia adoptan aires amenazantes.Tal es el clima en el que se reunieron ayer los 16 ministros de Exteriores de la OTAN. Dos buques de guerra surcan las aguas del Bósforo, frente a los edificios imperiales donde se celebran las reuniones y los actos protocolarios, y 5.000 policías se encargan de la seguridad de los ministros.
Para Turquía, que había aspirado hace escasos años a jugar un papel geoestratégico decisivo en toda el área, desde los Balcanes hasta Asia central, la reunión de la OTAN significa dirigir los focos sobre una situación crítica. El Consejo Atlántico se reunió bajo el fuego graneado de virulentas declaraciones entre los dos vecinos, socios y adversarios que son los Gobiernos de Atenas y Ankara.
El ministro de Exteriores, Hikmet Cetin, se vio obligado a aclarar: "Turquía no tiene ambiciones territoriales en ningún sitio". Çiller había dicho horas antes que "las tropas turcas invadirán en 24 horas las islas griegas" si Atenas amplía sus aguas territoriales de seis a 12 millas, tal como permite la Convención Internacional del Derecho del Mar, que entra en vigor en noviembre y que Turquía no ha firmado.
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