Los acusados se contradicen en el sumario
Mariano Rubio y Manuel de la Concha mantienen importantes contradicciones en sus respectivas declaraciones ante los fiscales y el juez de guardia. Según obra en el sumario abierto por el juez José Emilio Coronado, el ex gobernador del Banco de España declaró ante los fiscales no tener conocimiento de que, aparte de su cuenta de valores en el despacho de Manuel. de la Concha, existiera otra cuenta a su nombre. Manuel de la Concha fue taxativo a este respecto ante los fiscales: Rubio mantenía dos cuentas en su despacho; una la gestionaba José Quesada y la otra Carlos Pittaluga, primo de Mariano Rubio.Mariano Rubio señaló ante los fiscales que todas sus operaciones bursátiles fueron reflejadas en sus declaraciones de Hacienda. Sin embargo, días después, ante el juez de guardia, el ex gobernadore reconoció no haberlo hecho.
Uno de los problemas más importantes desde el punto de vista político es que Mariano Rubio declaró ante los fiscales algo distinto a lo que había manifestado ante el Congreso de los Diputados en 1992, cuando estalló el escándalo Ibercorp. Hace dos años dijo que su cartera de valores tenía un saldo medio de 12 millones de pesetas. Ante los fiscales este saldo se elevó a 40 millones entre 1985 y 1986.
El ex gobernador mantuvo que no había adquirido acciones de bancos y cuando los fiscales le enseñaron que en su declaración a Hacienda se registraban compras de estos valores dijo que firmaba sin revisar su declaración.
Cuando Mariano Rubio compareció detenido ante el juez de guardia aceptó que había dos cuentas a su nombre en el despacho de Manuel de la Concha. Pero dijo que en esa cuenta había dinero de otros inversores y que cuando se enteró de ello, aproximadamente en 1986, dio órdenes para que se devolviera el dinero a cada uno y se deshiciera la cuenta. Entonces Rubio aceptó ante el juez que no había declarado a Hacienda esa cuenta.
Su amigo Manuel de la Concha volvió entonces a contradecir lo que había dicho Rubio. Negó que el ex gobernador diera orden de deshacer dicha cuenta y añadió que esta orden sólo podía darla el mismo Mariano Rubio, por ser el titular de la cuenta, o el jefe del despacho de De la Concha.
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