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La ecología que España olvida

Directores de revistas medioambientales plantean graves problemas por resolver

Cambio climático. Deterioro de la capa de ozono. Pérdida de biodiversidad. "Piensa globalmente. Actúa localmente", dice el lema ecologista más conocido. La ONU, dispuesta a seguir profundizando en la conciencia ecologista, celebra hoy el Día Mundial del Medio Ambiente. Cuatro directores de revistas dedicadas al medio ambiente opinan sobre cuáles son para ellos los mejores ejemplos de problemas nacionales tan gordos como olvidados.Rafael Serra, director de Quercus, cree que el principal y más ignorado problema ecológico que tiene España ahora mismo es la crisis del mundo rural, el abandono del campo y de sus prácticas tradicionales a cambio de una agricultura y una ganadería intensivas, a fuerza de plaguicidas y regadíos. Para Serra, lo que ha pasado en el Campo de Dalías (Almería) es paradigmático: "Se vendió como la victoria de la técnica (el invernadero) frente al desierto; pero lo cierto es que está dejando un suelo completamente devastado, con problemas tremendos de salinización y contaminación de la tierra por los plaguicidas". Otro ejemplo esclarecedor es el olvido y el envejecimiento de la dehesa, "el mejor ejemplo de desarrollo sostenible, de armonía entre el aprovechamiento humano del campo y la naturaleza".

A Pedro Costa, responsable de Cuadernos de Ecología, le preocupa el ensañamiento contra la protección de espacios naturales, a pesar de que sólo el agitado proceso para crear el Parque Nacional de Picos de Europa ha conseguido hacerse un hueco importante. "Ahí está Gallocanta, en Zaragoza, acosada por los intereses de los agricultores que arremeten contra la protección de esta laguna; y Calnegre-Cabo Cope, en Murcia, donde los agricultores y los promotores de una urbanización se oponen frontal y violentamente a la posibilidad de que se conceda protección a esta zona", señala Costa.

José Manuel Reyero, director de Ecosistemas, cree que hay una importante asignatura pendiente: "Se habla mucho de la conservación de los grandes vertebrados como el oso, el lince y el águila, pero la sensibilidad pública ha olvidado casi por completo a los peces de agua dulce. Y el peligro de extinción de las especies autóctonas, por introducción de otras foráneas como el lucio, es muy grave". Reyero concreta: "Entre las diez especies más amenazadas en España, tres son peces: el esturión, el fartet y el samaruc".

José Santamarta, director de Gaia, opina que una de las mayores burradas que se han cometido últimamente y que apenas ha encontrado eco nacional de oposición ha sido el embalse de Rialb, en el río Segre (Lérida), que obliga a desplazar a unas 400 personas y cuyas obras terminarán previsiblemente a finales de 1995. "El impacto ambiental", afirma, "es tan grande o mayor que el de Itoiz; afecta igualmente a un valle pre-pirenaicó muy bien conservado". Para Santamarta, otro asunto gravísimo y que está "absolutamente desatendido" es la erosión del suelo, la pérdida de suelo fértil, que afecta casi a la mitad de las tierras españolas, pero con especial gravedad a las provincias de Alicante, Murcia y Almería. "Se le presta muy poca atención", dice, "por parte de la Administración y también de los grupos ecologistas, que no saben muy bien cómo coger el problema y concretarlo en campañas concretas".

A veces, los problemas ecológicos no hallan eco en los medios, por ser asuntos que suenan a muy especializados o atañen a animales con menos gancho que las ballenas, los tigres o los osos pardos. Un ejemplo: la batalla que libra un grupo de profesores de Biología de la Universidad Autónoma de Madrid contra un complejo turístico en el término Valdeavellano de Tera (norte de Soria), porque amenaza una de las pocas poblaciones que quedan en Europa de la mariposa Maculinea Nausithous, protegida por el Convenio de Berna.

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