Música fascinada por el cine
La Bella y la Bestia
Ópera para filme de Philip Glass, basada en la obra de Jean Cocteau. Philip Glass Ensemble. Con Janice Felty (mezzosoprano), J. Kuether (bajo), Ana María Martínez (soprano) y G. Purnhagen (barítono). Estreno mundial: teatro de la Maestranza. Sevilla, 4 de junio.
Quién lo iba a decir. En 1994, la ópera descubre el cine. Y no me refiero a que se hagan películas sobre representaciones teatrales o incluso utilizando las leyes propias del lenguaje cinematográfico. No es ésa la cuestión. La ópera, que tradicionalmente ha servido como lugar de encuentro de músicos, pintores, diseñadores de moda, directores de teatro de prosa, cineastas y todo tipo de creadores inclasificables, ha integrado totalmente una película como escenografía de una representación.
Y es que a La Bella y la Bestia de Jean Cocteau (1946), le han quitado la banda sonora de Georges Auric dirigida por Roger Desormiere, le han sobretitulado los diálogos, y han superpuesto sobre ella una música de Philip Glass con teclados, flautas, saxos y voces que cantan el texto del filme. La mezcla, sorprendentemente, funciona. Y funciona por una razón fundamental: La Bella y la Bestia de Coteau es una película de una emoción y de una belleza realmente perturbadoras. En la confrontación entre música y cine, este último ha sido en esta ocasión muy superior.
¿Quiere esto decir que la música no está a la altura del desafío? En absoluto. Philip Glass sabe la obra de arte que tiene entre sus manos y la trata con un respeto y un mimo que le honran. Nunca sus estructuras rítmicas, ni sus células melódicas, han sonado con tanta calidez, con tanta adecuación a lo que se está viendo. Sin perder ni un ápice de su personalidad sonora, la música envuelve, subraya situaciones, incide en el misterio y la fantasía de la maravillosa historia de amor de Cocteau, una historia que no tiene nada que envidiar la magia de los grandes temas de amor de la historia de la ópera, desde El holandés errante hasta Tristán e Isolda.
Las voces rinden tributo en algunas ocasiones a Debussy, tanto en los recitativos como en la línea. El reparto vocal, encabezado por Janice Felty, cumple con dignidad sus cometidos y se integra a la perfección en el concepto global del espectáculo. Algo similar ocurre con los instrumentistas del Philip Glass Ensemble, magníficamente dirigidos por Michael Riesman.
Sevilla tuvo que ser. El teatro de la Maestranza, tantos meses desgraciadamente en silencio, se ha apuntado un tanto importante con el estreno mundial de esta ópera para filme. Totalmente abarrotado, al final se rindió ante el espectáculo y aplaudió con entusiasmo. El debú como director del teatro de José Luis Castro, responsable hasta ahora del recoleto Lope de Vega, no ha podido ser más esperanzador.
La Bella y la Bestia inicia una gira que le llevará, entre otros lugares, a Málaga, Granada, Gijón, Zaragoza, Santiago de Compostela, Madrid y Valencia.
Babelia
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