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Los progenitores, ante su tarde más angustiosa

Un crucifijo para Aparicio, 60 cigarrillos para Litri y un billete del AVE para Chamaco

Litri, Julio Aparicio y Chamaco Es el cartel de esta tarde. Pero también fue el de los años 60 con otre orden: Aparicio, Litri, Chamco. Son dos generaciones de matadores. Los hijos se han citacto esta tarde en el ruedo de Las Ventas; los padres, hace años que no se ven. Podían haberse, reunido hoy en la plaza que la ocasión lo merecía. Pero a ninguno se le ocurrió. De todas maneras, hay uno que hubiera fallado, Litri: "Que toree mi hijo en Madrid me produce una sensación que no puedo superar. Me quedo en casa".De los tres, Julio Aparicio es el único que garantiza su presencia en Las Ventas: "No sé donde me pondré, donde caiga, como la otra vez". Esa otra vez, la tarde del gran triunfo de su hijo, vio la corrida a través de las rejas del port5n que conduce hacia la enfermería. Se puso ahí, como podía haberse colocado en cualquier otro lado, porque no llevaba localidad concreta. Como vuelve a suceder hoy.Duda hasta última hora

Charnaco decidirá qué hacer esta misma mañana: "Tengo el billete del AVE en el bolsillo, por si acaso. Si no voy, seguro que lo paso peor, pero tampoco me atrevo a dar cl paso adelante. Tener un hijo torero es un martirio chino Que a nadie se le ocurra, por Dios, dejar que su hijo se haga torero. Parece mentira que lo diga yo, pero es que cuando estás delante del toro no piensas que confiar tu existencia a que un toro te salga bien o mal es una barbaridad. ¡Yo qué le voy a decir a mi hijo! Le intenté apartar del toro enviándole a estudiar a Inglaterra, pero nada. Ahora sólo me queda aguantar. Según estoy hablando, creo que mi sitio es estar junto a él, muy cerca, en el mismo callejón. Sí, quizá vaya. Bueno, no sé, no sé..., aunque sí. Ya veremos."

Litri lo tiene más claro, eso de ir a la plaza ni se le ocurre. "¡Qué va, que va! Tengo mucho trabajo, que estamos con la recolección en la finca; hay mucho lío, así que veré la corrida por televisión y en paz", dice. La excusa no es buena: torea su hijo en Madrid, nada menos que como director de lidia de los vástagos de sus buenos amigos Toño y Julio, tantas veces compañeros de cartel. Si la ocasión no merece dejar el trabajo, ¿entonces cuándo?

"Sí, es verdad", reconoce Litri. "No voy porque pasaría muchísimo miedo en la plaza. Allí ves los problemas que suele plantear el toro de Madrid, el impresionante respeto que provoca el público, en una palabra, que el ambiente que levanta Las Ventas acaba conmigo. Claro que veré la corrida, pero por televisión, yo solo, quizá acompañado del mayoral, y comiendo los cigarrillos. Esa tarde caen dos o tres paquetes. Fijo".

Julio Aparicio, como hace años que dejó de fumar, mata los nervios de otra manera: acariciando el crucifijo que siempre lleva en el bolsillo del pantalón. "Claro que se pasa mal viendo al hijo en el ruedo", confiesa, "pero también se puede pasar muy bien cuando borda el toreo, como sucedió la tarde del triunfo, o sea, que yo voy a la plaza pensando en que presenciaré algo grande".

Los tres progenitores hace seis o siete años, no recuerdan exactamente, que no se reúnen. Fue con motivo de un festival en Bogotá. Litri y Chamaco, que son compadres, sí coinciden a menudo -la última vez en una petición de mano de un amigo común-, porque los dos viven muy próximos el uno del otro, en Huelva, mientras que Julio reside en Madrid y tiene la finca en Cáceres.

Esta tarde, cada uno retrocederá treinta años. Porque, como señala Litri, los tres hijos han heredado el estilo de sus padres. Chamaco lo confirma: "Sí, genéticamente, son nuestra continuación". Los tres veteranos matadores se verán reflejados en la plaza y revivirán aquella rivalidad que tenían en el ruedo y que acabó desembocando en amistad.

"Ninguno éramos mejor que el otro. Todo dependía del toro. Cada tarde triunfaba el que tenía mayor fortuna en el sorteo. Esta tarde, que la suerte se reparta y que sea toda buena. Los tres, que coinciden por primera vez como matadores, se la merecen".

Chamaco también pide suerte para los tres: "Es que esto del toro es tan incierto. Depende de cómo salgan, de que no haga viento, de que no haya entonces que torear a contraestilo, en fin, de muchas cosas. No, yo no estoy tranquilo. Veo que va a haber muchos nervios. Por eso rezo para que haya suerte. Y rece usted también, por favor".

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