Nueva alianza hispano-británica
La diplomacia española está formando, por segunda vez en esta primavera, una extraña alianza con el Reino Unido frente a los Estados de la Unión Europea (UE) más partidarios de ahondar en la integración. Londres, Madrid y otras capitales menores, apoyan la candidatura del primer ministro holandés, Rudd Lubbers, a la presidencia de la Comisión Europea frente a la del jefe del Gobierno belga, Jean-Luc Dehaene, que cuenta con el respaldo de Alemania y Francia.La cancillería alemana ha puesto sobre el tapete una propuesta global tendente a repartir algunos puestos importantes que van a quedar vacantes en los próximos meses en instituciones europeas e internacionales, según fuentes del órgano gestor de la UE. La proposición de Bonn prevé designar a Dehaene sucesor de Delors en el Consejo Europeo de Corfú (Grecia), a finales de junio, y cuenta con el respaldo de Francia, puesto de manifiesto anteayer, al término de la cumbre franco-alemana, por el presidente François Mitterrand. "Creo", dijo, "que estamos de acuerdo en apoyar a la misma persona".
Para Lubbers, la cancillería sugiere un premio de consolación, la secretaría general de la OTAN, que su titular, el alemán Manfred Wörner, se verá obligado a abandonar en breve por motivos (le salud. Por de pronto, ya ha anunciado que no asistirá a la reunión del Consejo Atlántico la semana próxima en Estambul.
El candidato británico a encabezar la Comisión, Leon Brittan, obtendría, por su parte, la dirección de la recién creada Organización Mundial de Comercio, aunque el interesado desmintió, el martes, formar parte de esta combinación. EE UU, Japón y el Tercer Mundo también tendrían algo que decir en el nombramiento del máximo responsable de la OMC.
Bonn se reserva, por último, la secretaría general del Consejo de Ministros de la UE de la que se haría cargo un secretario de Estado, Jürgen Trumpf, en sustitución del danés Niels Ersboll, si La Haya no le veta.
Aunque no forma parte del paquete alemán, el nombramiento de Dehaene despejaría, por fin, el camino del ex presidente de la Eurocámara Enrique Barón para acceder a la secretaría general de la Unión Europea Occidental (UEO), la única organización exclusivamente europea competente en materia de defensa. Su único rival serio es el ex primer ministro belga Mark Eyskens, pero al ocupar Bélgica la presidencia de la Comisión Europea debería ceder la UEO a un español.
Felipe González fue en enero el primer jefe de Gobierno europeo en pronunciarse abiertamente a favor de un aspirante a presidencia de la Comisión, y lo hizo por Lubbers. Ante la imposibilidad de sacar adelante a su candidato, Brittan, el primer ministro británico, John Major, también ha mostrado su preferencia por Lubbers. Las simpatías británicas por el democristiano holandés, compartidas por Copenhague, saltan a la vista. Menos partidario que Dehaene de ahondar la UE, Lubbers esgrime además una filosofía más librecambista y desreguladora que su rival. Es, por último, más favorable a estrechar lazos con EE UU.
Las razones del apoyo español al primer ministro holandés son más difíciles de aclarar. Tienen mucho que ver con la química personal entre González y Lubbers, un político simpático al que le gusta hacer sus pinitos en español. Tampoco está exento González de un cierto resentimiento hacia el tosco Dehaene que, en la cumbre de octubre en Bruselas, le privó de una institución importante para España y no fue muy diligente en el tratamiento dado a dos etarras que intentaron refugiarse en Bélgica. Lubbers ha ofrecido, por último, al español Manuel Marín ser su primer vicepresidente.
No es seguro que en la cumbre de Corfú quede resuelta la sucesión. El mal estado de salud del jefe del Ejecutivo griego, Andreas Papandreu, que le dificulta trabajar más de un par de horas diarias, ha incitado a la presidencia griega a dejar poco tiempo para la discusión. Los fastos, en los que participarán los jefes de Estado y de Gobierno de los cuatro países candidatos, y, probablemente, los presidentes de Rusia y Ucrania, absorberán buena parte de la agenda.
La decisión quedaría entonces aplazada hasta una cumbre extraordinaria en octubre, ya bajo presidencia alemana. Si persiste entonces el duelo entre los dos democristianos, cabe la posibilidad que, para sacar a la UE del callejón sin salida, el Consejo Europeo pida a Delors que continúe en el puesto durante 30 meses más. El actual presidente asegura no querer prorrogar su estancia en Bruselas, pero otros comisarios creen que idea que no disgustaría en absoluto, al Gobierno español.
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