Los torazos se adueñan del Batán

Hay unos toros chiquititos en El Batán, salpicaos (manchas blancas por abajo, como si fuera nieve), recogidos, bien hechos, que son una monada. En cambio, al lado, en el corral de la derecha, unos torazos con los cuernos hasta allá de grandes que los hacen hasta desproporcionados. Y enfrente hay otros todavía más enormes, tanto que, incluso n la lejanía, siguen siendo más grandes que esos toritos guapos a los que da gusto contemplar tan de cerca. No es de extrañar que éstos sean a los que resulta más fácil cortarles las orejas. El año pasado, uno de cada dos toros acabó desorejado, que es una media altísima.

Al Batán ya llegaron todas las corridas que faltan por lidiar en San Isidro. Y los corrales se han llenado de torazos para este fin de feria, una vez que han pasado las figuras por Las Ventas. Están los del Conde de la Corte (Dámaso González, El Soro y Niño de la Taurina), los Miura (Domingo Valderrama, Fundi y José Antonio Campuzano), los Dolores Aguirre (Pepín Jiménez, Fundi y Pepín Liria) y los de Cuadri (Esplá, Victor Mendes y Óscar Higares). También los de Carlos Núñez (Rafael Camino, Manuel Caballero, y El Madrileño), grandes, y los de Baltasar Ibán (Emilio Muñoz, César Rincón y Juan Mora), más pequeños, porque genéticamente son así, pero generosos de cuerna. Estas corridas, junto con la de Los Bayones, son todas las que faltan por lidiarse en San Isidro, hasta el próximo jueves.

Hay astas y capas de todas clases: astifinos -no todos- y corniabiertos, negros, cárdenos, coloraos, castaños, chorreaos y listones. Pero todos los toros tienen un denominador común, su desbordante trapío, es decir, que infunden un tremendo respeto nada más verlos. "¡Anda, que si dan miedo ahora, qué será cuando se engallen en la plaza!", comentaba un aficionado ante la corrida del Conde de la Corte.

Toros rematados

Son toros rematados, que han alcanzado su plena madurez. Representan la imagen del toro que por mucho que viva, ya no va a ganar en seriedad ni en cuajo. A su lado, los de Los Bayones parecen toritos que aún no han terminado de desarrollarse. Son bonitos como ningún otro, porque el menudo cuerpo -siempre comparándolo con los de las otras ganaderías que se exponen en la Venta del Batán- guarda una exacta proporción con la cabeza y las astas.

El ganado de Los Bayones está reservado para el cartel del sábado, formado con hijos de toreros: Litri, Julio Aparicio y Chamaco. Se trata de una ganadería que ha ido ganando adeptos entre las figuras. Ejemplo: en San Isidro-91 la lidiaron Eloy Cavazos, Fernando Lozano y Enrique Ponce; en 1992, Manzanares, Ojeda y Joselito; en 1993, Espartaco, Litri y Espartaco Chico.

En la misma proporción, los toros han ido perdiendo presencia y fuerza: en 1991 se lidiaron los seis y tres de ellos derribaron; en 1992, cuatro, al ser rechazado uno en el reconocimiento y ser devuelto otro por inválido; en 1993, sólo dos, ambos sin trapío, tras ser dos rechazados y otros dos devueltos por invalidez.