El santuario ballenero antártico fue finalmente aprobado

En Puerto Vallarta (México) continuó ayer la batalla de los paralelos para definir los límites de un santuario antártico en el que se prohiba totalmente la pesca de ballenas. En la votación de la 46ª sesión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que se celebró en la madrugada de hoy (hora española), el santuario fue finalmente aprobado con 23 votos a favor, tres abstenciones y un voto en contra, el de Japón. Noruega no votó, tras haber señalado su delegación a lo largo del día que no apoyaría ningún tipo de santuario.En la última propuesta, presentada ayer a votación en la 46ª sesión de la Comisión Ballenera Internacional, cuyos impulsores fueron Francia y México, el paralelo 40 latitud sur vuelve a ser la base de la zona de exclusión de pesca de cetáceos. Esta propuesta respeta las aguas territoriales de Chile y Argentina, que no se incluirán en el santuario, pero sí alcanza los 40 grados sur en espacios no afectados por la zona económica exclusiva de ningún Estado y además enlaza con la zona de protección ya establecida en el océano índico.

El eje central de este santuario es el respeto a la zona económica exclusiva de Chile y de Argentina, considerada una cuestión de soberanía, asunto éste que despierta gran susceptibilidad entre numerosas delegaciones latinoamericanas.

Laurent Stefanini, jefe de la delegación francesa, aseguró que este santuario colma en un 90% las aspiraciones de la postura inicial de su país.

Karsten Klepsvik, máximo representante de la delegación noruega, anunció que no apoyaría el santuario, fuera cual fuera. Para Klepsvik, el Procedimiento Revisado de Gestión (PRG), que establece cuotas de pesca de ballenas, es suficiente para la conservación de las distintas especies de cetáceos, tal como afirmó el Comité Científico de la CBI en las dos reuniones anteriores.

El presidente de la CBI, el mexicano Luis Fleischer, dijo el miércoles que se habían cerrado numerosos asuntos de la agenda de las negociaciones del comité técnico, entre ellas: la observación turística de las ballenas, el tráfico ilegal de carne de cetáceos, los programas de investigación en la Antártida, los efectos del cambio climático sobre las poblaciones balleneras y la caza sin sufrimiento que pretende eliminar el uso del arpón eléctrico.

Grupos ecologistas mexicanos anunciaron una campaña de boicoteo contra los productos japoneses (especialmente coches y otros productos industriales) y el bacalao noruego.