Los meloneros estrenan caseta
El Ayuntamiento aprueba el primer tenderete oficial de melones y sandias
La asociación profesional de vendedores detallistas de melones y sandías de Madrid (56 socios) ha renovado su escaparate para no morir de cutrez. Cansados de mendigar un permiso en las juntas municipales para clavar sus chiribitiles de temporada en la vía pública, los meloneros encargaron a Joaquín Sánchez Guerrero, ingeniero industrial, el diseño de un nuevo tenderete "desmontable, higiénico y moderno" que no pudiera ser rechazado por feo.
Los fruteros presentaron hace seis meses los planos de su proyecto en la ventanilla municipal de mobiliario urbano. Los técnicos dieron su visto bueno. "El aspecto estético es muy digno y el coste no es excesivo", señala Aurelio Escallada, jefe del departamento municipal que se encarga de amueblar la ciudad. La propuesta de los expertos llegó al pleno municipal y todos los concejales apoyaron la homologación definitiva del nuevo despacho callejero de melones.
Las maderas, alambradas y lonas de los antiguos despachos de temporada han cambiado por una armadura metálica de color verde melón. El género no se apilará sobre la tierra, sino sobre una tarima de madera.
"Antes, había algunos presidentes de juntas de distrito reacios a autorizar los puestos de melones porque eran antiestéticos y estropeaban el paisaje urbano", recuerda el concejal de Obras, Enrique Villoría. El problema de la estética, según Escallada, ha desaparecido: "Ahora con el nuevo modelo que hemos homologado, los presidentes de distrito deberán autorizar su instalación. Este año es todavía pronto, aunque ya se verán algunos tenderetes de estilo moderno. El año que viene . serán obligatorios".
Fuera de las aceras
El chiringuito sólo podrá instalarse en las "zonas terrizas, fuera de las aceras".Junto a las quioscos de verano y los puestos de helados, los nuevos tenderetes callejeros de, venta al por menor han empezado a formar parte del mobiliario urbano de temporada. Joaquín Salar Zamora, de 60 años, regenta uno de estos puestos en la calle de Antonio López y vende desde hace días los primeros ejemplares de la huerta almeriense. "Decidimos modernizamos y diseñar un nuevo puesto para cumplir las medidas de sanidad del Ayuntamiento y mejorar le estética, que tanto molestaba en algunos distritos", recuerda.
Los tenderos que han promovido los modernos quioscos de melones y sandías huyen de los intermediarios. "Nosotros, compramos la mercancía en origen. Viajamos primero a Almería, luego a Cartagena y, por último, con, el fin de la temporada, traemos el género de Toledo y Ciudad Real", explica Joaquín Salar. "Pagamos 175.000 pesetas al Ayuntamiento por el alquiler del suelo en el que instalamos nuestra caseta. La armadura metálica del puesto vale unas 390.000 pesetas y puede durar 20 años. Con estos gastos, vivimos bien durante los meses que abrimos, pero no da para más" explica. Este año, sus melones y sandías se mostrarán por vez primera en una casa de protección municipal
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