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Apoteósico recibimilento a los Reyes en Mauritania

Cuanto más pequeños y más pobres son los países, más agradecidas son sus gentes. Los habitantes de Mauritania se echaronayer a la calle para acoger, por primera vez, a los Reyes de España. Bafo un sol de plomo, allí estaban todos, al pie de la escalerilla del avión real: el presidente, Maauya Uld Taya; su Gobierno; el gobernador delbanco central; el decano del Colegio de Abogados; el Cuerpo Diplomático, y, sobretodo, decenas de miles de ciudadanos. "Nunca he visto nada parecido" comentaba un veterano del séquito real.

En la terminal del aeropuerto o en las arterias de Nuakchot, hombres y mujeres vestidos con sus atuendos tradicionales daban gritos de bienvenida, bailaban o exhibían pancartas con eslóganes alabando la ayuda española al desarrollo. Para que nada faltase al folclor local, cerca de 800 camellos montados por guerreros tuaregs habían sido concentrados en el aerodromo de la capital. Fue precisamente leche de camella y dátiles lo que una joven ofreció a don Juan Carlos y a doña Sofía, recién desembarcados, para darle la bienvenida.Después se dirigieron á su residencia por las calles arenosas de una capital engalanada para recibirles con banderas españolas y retratos de la pareja real que también izaba orgullosa sobre sus cabezas la muchedumbre agolpada en las aceras. La primera jornada de la estancia del Monarca en las tierras desérticas de Mauritania concluyó con un discurso en el que ensalzó el "proceso de modernizacion y de transformación".

"Acogemos con gran satisfacción" prosiguió, "los esfuerzos realizados en los últimos años en favor del pluralismo y la libertad de expresión, así como la atribución de legitimidad democrática a las instituciones del Estado" mediante elecciones. Reiteró además el compromiso de España con el plan de la ONU sobre el Sáhara Occidental, que linda con Mauritania, y pidió a Marruecos y al Frente, Polisario "generosidad y tolerancia" para poner fin al conflicto.

"El proceso democrático en Mauritania se limita a una mascarada", rezaban unas octavillás repartidas por el principal partido de la oposición, la Unión de las Fuerzas Democráticas, horas antes de que llegase el Rey, "para legitimar así el actual monolitismo a través de elecciones organizadas unilateralmente por el poder (en 1992), que controló su desarrollo y desnaturalizó sus resultados". Hubo cantos y -bailes en honor a los huéspedes españoles durante la cena.,

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