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La policía se incauta de 8.500 cajetillas de tabaco rubio escondidas en una furgoneta

Antonio Jiménez Barca

La Policía Municipal se incautó en la madrugada de ayer de 8.500 cajetillas de tabaco rubio de contrabando que, en el mercado negro, habrían alcanzado un valor de dos millones y medio de pesetas. Los agentes descubrieron la mercancía ilegal después de perseguir a una furgoneta que levantó sus sospechas, en el distrito de Arganzuela. El conductor del vehículo se percató del seguimiento y se dió a la fuga a través de un descampado.

Los agentes policiales sabían de antemano que se iba a producir una entrega de tabaco rubio de contrabando, por lo que preparó un dispositivo especial en la zona.Alrededor de la una de la madrugada, los componentes de un coche patrulla de la policía descubrieron una furgoneta que circulaba a poca velocidad por la calle del General Lacy, y se dispusieron a seguirla.

La patrulla siguió durante 15 minutos a la furgoneta, cuyo conductor, que ya se había dado cuenta de la presencia de los agentes, a la altura de un descampado situado cerca de la calle de Ramírez del Prado, saltó de la misma dejando las llaves de contacto puestas, dándose a la fuga en dirección al terreno sin edificar.

La escasa iluminación del lugar impidió al coche patrulla localizar y perseguir con éxito al fugado.

Al acercarse a la furgoneta abandonada y abrir la puerta de atrás fue cuando los agentes comprobaron la cuantía del cargamento: 850 cartones de tabaco rubio, la mayoría de la marca Winston.

Por otra parte, otra unidad de la Policía Municipal se incautó también en la madrugada de ayer, de una partida de 70 películas de vídeo piratas. Treinta y tres fueron descubiertas en el establecimiento situado en la calle de Saavedra Fajardo, numero 21, y las otras 37 en el emplazado en la calle de Mercedes Arteaga sin número. El valor total de las cintas incautadas es, según la policía, de 600.000 pesetas.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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