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La derecha francesa acude unida a las europeas antes de la batalla presidencial

Enric González

La derecha francesa acude unida a las elecciones europeas. Gaullistas y centristas han encontrado su máximo común denominador en Dominique Baudis, alcalde de Toulouse, un cabeza de lista oscuro para unas elecciones que son de puro trámite para la gran coalición conservadora. Lo que interesa a la derecha es quién se quedará con la presidencia.

Tras la pugna personal entre el líder gaullista, Jacques Chirac, y el primer ministro, Edouard Balladur, asoman profundas divergencias sobre el futuro de Europa. Y ninguno de los dos bandos quiere iniciar todavía la batalla.El propio François Mitterrand lo dice con frecuencia: su sucesor será un gaullista. La cuestión es, ¿qué gaullismo? Puede ser el entroncado con el ex presidente Georges Pompidou, de tendencia liberal y más o menos homologable con otros partidos conservadores europeos, representado por Edouard Balladur. O puede ser el gaullismo duro, estatalista y teñido de grandeur, que se reclama heredero directo del general. Esa es la opción que puede representar Jacques Chirac, especialmente si toma como primer ministro a uno de los dos grandes segundones del partido, Charles Pasqua (hoy ministro del Interior) o Philippe Séguin (presidente de la Asamblea Nacional).

Los dos gaullismos divergen en bastantes cosas, pero muy notoriamente en su posición frente a la Unión Europea. El referéndum sobre Maastricht, en el que venció el sí por sólo un puñado de votos, demostró que Europa dividía en partes casi iguales a la Agrupación para la República (RPR), el partido gaullista. Balladur era un hombre del sí; Chirac fue del sí pero cada vez lo es menos; Pasqua votó sí pero hizo campaña por el no; Séguin fue el paladín del no. La disparidad de opiniones sobre la Unión Europea es tan grande que ha sido necesario arreglar una lista electoral de puro compromiso para salir del paso y no arruinar la trabajosa unidad de la derecha.

El cabeza de lista europeo,

Dominique Baudis, se esfuerza, por mantener el equilibrio: "No queremos que la Unión Europea descarrile", afirmó en la presentación de su candidatura, "aunque sí aspiramos a cambiar de vía". Los juegos de palabras serán suficientes, probablemente, para que la derecha aproveche la inercia de su aún reciente retorno al gobierno y obtenga un buen resultado el 12 de junio. Pero, ¿y después?

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