El pipí del candidato

Rubén Blades salió muy ufano el jueves por la mañana de los laboratorios Sears. Su orina no registraba ni rastro de consumo de drogas. Era la mejor respuesta a ciertas insinuaciones y a su mayor competidor a la presidencia de Panamá, Ernesto Pérez Balladares, que el día antes había lanzado el guante: él se iba a someter a una prueba antidopage e instaba al cantante de salsa a que hiciera lo mismo. Las previsiones de un voto muy repartido en las elecciones generales que hoy celebra Panamá han desatado todo un repertorio de acusaciones del que Blades y su partido, Papa Egoró, han sido las principales víctimas.

Blades había mantenido a primera hora del jueves una reunión con empresarios. A la salida, una periodista le abordó en un pasillo. "¿Por qué ha rehusado someterse a una prueba antidopage propuesta por el PRD [Partido Revolucionario Democrático, probable ganador, según las encuestas]?". El candidato entró al trapo. Contuvo sus tremendas ganas de orinar (según confesión propia) y salió disparado a los laboratorios. Minutos después, y con gesto aliviado, entregaba el botecito con el líquido elemento.

El resultado fue taxativo. Blades está libre de "cualquier vestigio". "Estoy dispuesto a someterme a todas las pruebas que me pidan. Creo que existen análisis retroactivos, que pueden detectar vestigios de droga consumida años antes". El cantante de salsa no pasó por alto las acusaciones sobre su presunto consumo de drogas: "Ya se conoce la fama que acompaña a los artistas. No voy a permitir que mi imagen perjudique al grupo".

Explosión de acusaciones

El candidato del PRD, el corpulento Pérez Balladares, conocido como Toro Balladares, también salió airoso de las pruebas y alardeó ante la prensa de su buena salud. Confesó haber recibido una única recomendación de los galenos: perder 16 kilos.En los últimos tiempos, y ante la previsión de un voto repartido, la campaña panameña ha brindado una explosión de acusaciones. El blanco principal ha sido el Movimiento Papa Egoró (Madre Tierra), encabezado por Blades, que agrupa a jóvenes profesionales, rompe con los partidos tradicionales, propone la concertación nacional y que, según las encuestas, ha ascendido vertiginosamente, hasta atraer a un 25% del electorado, sólo por detrás del PRD.

Blades ha sido acusado ora de comunista (su anagrama, un árbol verde sobre fondo naranja fue mostrado en un anuncio anónimo junto al del antiguo Partido Comunista Italiano, con el que guarda similitudes), ora de agente de la CIA (él estudió en Harvard y su mujer es estadounidense), ora de incapaz tañedor de maracas (es abogado) y últimamente de drogadicto.

Balladares, ministro de Hacienda entre 1976 y 1981, con Omar Torrijos al frente del país, y a cuyo partido se acusa de estar detras de la demoladora campaña contra Blades, no se ha librado tampoco de las acusaciones. A cada paso tiene que negar su vinculación con Manuel Antonio Noriega, el dictador que en 1989 fue derrocado por la invasión norteamericana, y desmentir cualquier relación con el presidente cubano, Fidel Castro, que según los partidos oficialistas, ha apoyado al PRD.