La religiosidad de los españoles ha descendido al nivel de la media europea
El nivel de la religiosidad en España es hoy ya similar a la media europea. En 1965 el 83% de españoles se declaraba de algún modo practicante católico. En 1990, ha pasado a ser un 53%, mientras que los no practicantes pasan, en la misma fecha, del15% al 45%. Pero la gran novedad en la evolución de la religiosidad, según un reciente estudio editado por el Centro de Investigacionees Sociológicas (CIS), la determinan los jóvenes que han pasado de un 68,7% de practicantes al 14,3% actual, y de un 0% de indiferentes y ateos a un 38%.
La religiosidad de los españoles se ha transformado en las dos últimas décadas y se acerca a la media europea, según los autores del estudio Religión y sociedad en España, editado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dirigido por los sociólogos Rafael Díaz-Salazar y Salvador Giner y en el que participan otros expertos como Juan José Linz.Si la religión "es un elemento definidor de cada pueblo", para estos sociólogos, no cabe duda de que ello ha sido doblemente cierto en España, donde: "El peso de dicho componente religioso ha sido inmenso en su vida económica, sentimental y moral". De ahí que, al igual que se ha hablado de una "transición política", sea obligado analizar el peso de la que podría llamarse la "transición religiosa", algo que está aún por hacer y que de algún modo empieza a realizar esta obra, dedicada al filósofo José Luis Aranguren, quien está convencido "de que aún no se ha concluido la llamada 'transición religiosa".
La práctica de ir a misa los domingos ha pasado del 75% en 1973 al 43% en 1990, y los españoles que "no van nunca a la iglesia" han aumentado un 16%. Un 35% no se confiesa nunca y un 31% no comulga nunca.Resonancia universal
Para los autores es imposible ignorar que España ha dado a la Iglesia y al mundo tres movimientos de envergadura, como los jesuitas, los dominicos y el Opus Dei, cada uno con signo diverso, que han tenido gran resonancia, para bien o para mal, en la vida de la Iglesia, no sólo española, sino universal.
Pero es evidente que en España, como en ningún otro país europeo, se ha pasado en pocos años de una identificación de los ciudadanos con los dogmas y creencias católicas a un proceso colosal de secularización.
¿Querrá ello decir que España está llamada a la irreligiosidad, al ateísmo, al abandono masivo de todo tipo de práctica religiosa?. Es esto lo que intentan desmentir los diversos autores del estudio, distinguiendo entre lo que fue la experiencia marcadamente católica, identificada con el fascismo y que culminó en el nacionalcatolicismo, y lo que podrá ser en el futuro el pluralismo religioso, la sociología religiosa y la recuperación, incluso, de las esencias espirituales.
José Luis Aranguren rechaza la idea según la cual el proceso de secularización en España se ha disparado demasiado: "Eso será", dice, "desde un punto de vista romano. Para nosotros era un proceso inevitable y que ha resultado positivo".
A pesar de ese proceso de secularización y de abandono de la práctica religiosa católica, especialmente entre los más jóvenes, sólo el 13% de los españoles niega hoy la existencia de Dios. Entre los jóvenes esta creencia ha disminuido en un 10%, y se mantiene en un 70%, al tiempo que los que afirman no ir nunca a la iglesia ha aumentado en un 7%. Es significativo, que sigan creyendo más en el pecado que en la otra vida (un 44%), y que sólo el 14% cree en el infierno, mientras un 7% no cree que haya otra vida despues de la muerte.
El profesor Aranguren, manifiesta su esperanza de que sean ellos, los jóvenes, los que reaccionen "ante la actual situación política de corrupción que nos invade", y piensa que si se consiguiera devolver "un sentido ético a la política", ello llevará a los jóvenes a recuperar una religiosidad más honda y madura', ya que "no es posible separar la ética política de la religiosa. Una arrastra a la otra", aunque subrayó "puede que se trate sólo de una esperanza mía".
Un dios personal
Existen cada vez más españoles, mayores o jóvenes, que, aun declarándose "no religiosos", afirman creer en un Dios personal o en una fuerza vital, al mismo tiempo que afirman tener momentos de "oración o contemplación" sin necesidad de ir a la Iglesia. De ahí el director del estudio del CIS, Rafael Díaz Salazar, se haga la siguiente pregunta: "¿Estamos ante el leve surgimiento de una religiosidad cósmica, panteísta, de la interioridad?",- y añade que es demasiado pronto para poder responder a dicha pregunta.Hay un 60% de españoles que declara practicar en algún momento la oración, frente a un 36% que afirma no tener ningún tipo de experiencia religiosa. Y si es cierto que los que menos rezan son los jóvenes, al mismo tiempo son muchos más entre ellos los que rezan alguna vez (37%) que los que van a misa (22%).
Lo que sí quieren dejar claro los autores de esta obra es que "el fracaso de la antropología integrista", o si se quiere "el fracaso del hombre del eclesiasticismo", no se halla en la esencia misma de la religión, sino únicamente en su enajenamiento.
Y es que no se puede olvidar, afirman los autores, que España "vivió una religión fanatizada e intolerante", así como una "antropología desconfiada y egoista", y que el catolicismo español "lo impregnaba todo, de forma que lo que no fuera católico tenía que desaparecer".
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