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Dos mujeres se pelean en los tribunales de EE UU por el semen congelado de su pareja

Bill Kane planeó tener un hijo con su amante después de suicidarse

Antonio Caño

, Bill Kane dejó al morir la herencia más personal y controvertida que se puede imaginar: su propio esperma, el mejor regalo que su amante podría recibir para mantener viva la memoria del difunto. La herencia, sin embargo, no puede ser utilizada ahora porque la primera esposa de Kane y sus hijos se niegan a que el excéntrico personaje, cuya biografía parece sacada de una película de James Bond, pueda reproducirse después de muerto.

La historia, tal como la narra el diario The New York Times, es una mezcla de serial televisivo de sobremesa y testimonio de los nuevos desafíos de la humanidad. Bill Kane tenía decidida su muerte muchos meses antes de que se quitase la vida en un hotel de Las Vegas en octubre de 1991. Desde tiempo atrás, Kane había ido almacenando en un centro de California un banco de semen que donaría a la mujer con la que vivía en ese momento, Deborah Ellen Hecht, después de su muerte. Ésta no quería tener un hijo en vida de Kane porque conocía la voluntad de su amante de morir y, según confiesa ella misma, prefería no traer un hijo al mundo en medio de la convulsión de un suicidio.

Cuando el hombre murió, la primera esposa de éste y sus hijos presentaron una demanda en contra de la intención de Deborah de someterse a inseminación artificial con el esperma de Kane. La familia adujo que el nacimiento de un niño en esas condiciones podría provocar una seria desestabilización emocional, tanto en ellos mismos como en la criatura. Los familiares piensan además que Deborah no merece tener ahora un hijo de Kane porque, según ellos, esta mujer había contribuido al proceso que llevó a Kane al suicidio, e incluso compró el billete de avión que condujo al personaje hacia su viaje final. Según los familiares, la intención de Deborah era acelerar la muerte de su amante para quedarse con su fortuna. Deborah asegura, sin embargo, que lo único que ha dejado el difunto son deudas.

Una vida legendaria

Con todos estos datos, un primer juez decidió que Deborah no podía tener el hijo que Kane le había legado tan originalmente. Deborah, firmemente decidida a seguir adelante con los planes trazados con su amante en vida, apeló a una instancia judicial superior, donde actualmente el caso está todavía pendiente de veredicto.La polémica desatada por Kane después de muerto es totalmente acorde con la leyenda que él mismo creó en vida. Brillantemente licenciado en leyes por la Universidad de Princeton, Kane trabajaba oficialmente como abogado en California para distintas compañías norteamericanas y europeas. Todo el mundo lo tenía por millonario y, sobre todo, por loco. Nunca se ha podido confirmar, pero Kane presumía de haber tomado parte en las más excitantes aventuras. Se dice que participó en la búsqueda del general Manuel Antonio Noriega en Panamá, que actuó como espía en la guerra del Golfo y que fue protagonista de decenas de batallas en Vietnam. Kane contaba que un millonario judío le había pagado un millón de dólares por la captura de un significado nazi, y presumía de tener en su casa de Malibú un teléfono conectado con la línea roja del Pentágono. Como ejemplo del cinismo con el que abordó su muerte a los 48 años de edad, Kane dejó escrito en la habitación en la que se quitó la vida que no daba ese paso por culpa del servicio del hotel.

Quizá no sean más que invenciones suyas, pero sus amigos y familiares creen que cualquier cosa es posible si viene de Bill Kane. Muchos de ellos piensan, incluso, que el banco de esperma que se encuentra guardado en la California Cryobank Inc. de Los Ángeles no es más que la mejor manera que encontró Kane de que se siguiera hablando de él después de muerto.

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