Conexión
Jaleo, Tomatito y Pata Negra.
Viernes 29 de abril de 1994. 2.200 pesetas. Sala Universal Sur (Leganés).
No falla. En cuanto aprietan los calores, el público rebusca en las ofertas de ocio, en pos de actividades que le sumerjan hasta las cejas en el olvido dulce de la diversión. De ahí que la Sala Universal se encontrara repleta. El cartel era, a prior¡, una garantía.Abrían el fuego el trío Jaleo. Con el concurso de una bailaora, el terceto evolucionaba -valga la comparación- a la manera de Cream: tres buenos músicos tocando juntos y apoyando armonías y ritmos. El resultado era compacto e hizo brillar temas como Jaleo para mujeres flamencas.
El segundo lugar en el cartel lo ocupa el maestro Tomatito, una honda presencia de sobras conocida para entendidos y profanos del duende. La guitarra que tantos buenos ratos ha dado y da, evolucionó entre mineras, alegrías y bulerías, recibiendo el apoyo de amigos de tablas, como los ketameros hermanos Carmona, el bailaor Antonio Canales y una voz llamada a ser grande en muy poco espacio de tiempo: la del Potito. Bien estuvo Tomatito, aunque se nos antoja el marco poco adecuado para matices.
Por fin, saltó a la palestra el travieso Rafael Amador, ataviado como un Michael Jackson sin espejo. Saltó y el público, hambriento de conexión, comenzó a rugir su letanía de cantos sabidos. Rodeado de una banda, en la que destacan por derecho el bajista, Pablo Zapata, y el batería, Juan Oliva, Rafaelito fue desgranando las canciones que conforman el rosario del grupo con más carisma y leyenda del flamenco-rock-fusión. Hubo, todo hay que decirlo, exceso de improvisación, que alargaba de forma agónica los temas.
Nos presentó a otro hermano, que canta asimismo Con salero -también en esto los Amador entroncan con los Jackson- y la fiesta se fue alargando hasta la madrugada, entre el cariñoso delirio del personal y los sones de Si tú te vas, Todo lo que me gusta es ¡legal, El blues de los niños y el himno Camarón. Correctos, por tanto, los Pata Negra. Aunque es de justicia prevenir contra el abuso del feeling incontrolado. No vaya a ser que haya que empezar a separar el grano de la paja.
Babelia
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