Punto y aparte
La crisis de Banesto estalla el pasado 28 de diciembre de 1993, pero venía larvándose desde casi dos años antes. La primera señal de alarma suena en el Banco de. España en marzo de 1992. La entidad presidida por Mario Conde empieza a resentirse de su ambiciosa política de captación de mercado. Su morosidad se dispara y el banco emisor comienza una inspección dirigida a los créditos superiores de 750 millones de pesetas. En este primer repaso a las tripas de Banesto, los cirujanos del Banco de España desvelan, en un informe que data de noviembre de 1992, que las necesidades de saneamiento rondan los 100.00 millones, así como unas plusvalías mal registradas de 50.000 millones. Las dificultades de la entidad trascienden, y dos de las agencias de calificación más importantes -Moody's e IBCA- deciden rebajar la nota de Banesto.Conde siente el aliento del fracaso en la nuca y decide mover todos los resortes a su alcance para superar la crisis que se le avecina. El golpe de efecto consiste en lanzar al mercado la mayor ampliación de capital de la historia, 130.000 millones, con el apoyo de un caballero blanco, el estadounidense J. P. Morgan.
El plan de urgencia de Conde parece que funciona. El 10 de febrero de 1993 anuncia una ampliación de capital de 35 millones de acciones. Un balón de oxígeno de 52.659 millones de pesetas.
No obstante, los problemas vienen ahora de EE UU. La Reserva Federal y el State Banking abren, en abril de 1993, una investigación sobre Banesto Banking Corporation en Nueva York. La huida hacia adelante de Conde continúa. De la mano de J. P. Morgan, que se compromete a entrar en el capital de la entidad española, anuncia la macroampliación el 4 de mayo de 1993. Una operación que recibe todas las bendiciones oficiales un mes después. Todo parece ir, ahora sí, sobre ruedas. En agosto ya hay cubiertos dos tramos de la ampliación, lo que supone captar 94.900 millones. Pero el Banco de España no está convencido, sobre todo porque la Reserva Federal detecta serias deficiencias en el control interno de la filial estadounidense.
A la vuelta del verano, la tensión entre el Banco de España y Banesto sube de intensidad. La autoridad monetaria pone sobre la mesa un agujero de 500.000 millones, que el banco recorta a 370.000. En medio de esta discusión, llega el golpe definitivo para el proyecto Conde: el 11 de noviembre retira la macroampliación. Esta decisión desencadena la reacción del Banco de España en busca de una solución lo menos traumática posible para aliviar la crisis y lanza el primer sondeo sobre el Santander.
La semana previa a la intervención de Banesto se produce una serie interminable de reuniones de todo tipo. Conde mueve sus hilos financieros y políticos con nulo éxito, mientras el gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo, tampoco logra convencer ni a BBV ni a Santander para que compren Banesto.
Finalmente, el 28 de diciembre de 1993, el presidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Luis Carlos Croissier, suspende la cotización de Banesto a las 14.15 horas. Dos horas y cuarto después, Rojo comunica a Conde su destitución. Este, en un último intento por evitar lo inevitable, apela al Rey. No hay respuesta. Alfredo Sáenz es el nuevo presidente.
Los últimos días de diciembre de 1993 y los primeros de 1994 son una auténtica riada de rumores, dimisiones, nombramientos y cifras del agujero de Banesto. El ya ex. presidente rompe su silencio el 11 de enero. En una multitudinaria rueda de prensa, Conde defiende su plan de saneamiento y anuncia un recurso contra la decisión del Banco de España. Argumenta indefensión. Sin embargo, las pruebas contra Conde son cada vez más palpables. La investigación del nuevo equipo de Banesto comienza a sembrarse de artificios contables, operaciones inexistentes y contratos blindados. Total, un desfase de 603.000 millones.
Después de determinar la magnitud del problema, el siguiente paso es buscar soluciones. El agujero será cubierto a cargo de todas las reservas y una parcial reducción de capital de Banesto, el desembolso de fondos públicos y aportaciones de la banca. Además, la gestión de Banesto pasará a manos de uno de sus rivales. El 1 de febrero, el Banco de España abre un expediente disciplinario a Conde y Banesto vuelve a cotizar.
Avanza el mes de febrero y comienzan a aflorar los novios. Los dos Emilios, Botín e Ybarra, aprovechan sus juntas de accionistas para manifestar públicamente el interés por el banco. Pero aún está por llegar la primera fecha clave de la nueva historia de Banesto, el 26 de marzo, día de celebración de la junta general extraordinaria. En esa junta se decide, a iniciativa de los pequeños accionistas, demandar a Mario Conde, amén de aprobar el plan de saneamiento. Además, abre la carrera por la toma de Banesto que concluyó ayer.
Información elaborada por Miguel Ángel Noceda Jorge Rivera, Sebastián Tobarra y Javier Moreno.
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