Los serbios inician una tímida retirada de Gorazde para evitar el ataque
Los serbios han vuelto a frenar al borde de¡ precipicio. O al menos ésa es la impresión que querían dar cerca de las dos de la madrugada cuando expiró el plazo del ultimátum de la OTAN. Tras un día de intensos bombardeos sobre Gorazde, que causaron la muerte a 21 personas y heridas a otras 53, los serbios redujeron la intensidad de su fuego artillero en vísperas de la hora h. Fuentes de la ONU en Sarajevo anunciaron con satisfacción el inicio de una retirada serbia que, de proseguir su ritmo, haría innecesario un ataque aéreo de la OTAN. Estas mismas fuentes reconocieron anoche que los serbios no van tener tiempo completar la operación dentro del plazo.
La situación que se vivió en el ultimátum de Sarajevo, el pasado 21 de febrero, se ha repetido de nuevo en el caso de Gorazde. Los mandos de la Fuerza de Protección de las Naciones Unidas (Unprofor), cuyas tropas serían el blanco principal de una eventual venganza serbia, trabajaron ayer contrarreloj para impedir el ataque de la OTAN.Después de acudir a la OTAN en busca de socorro, los hombres del secretario general de las Naciones Unidas, Butros Butros-Gali, en el terreno, es decir, su enviado especial, Yasushi Akash¡, y el jefe de Unprofor, el general Michael Rose, luchaban anoche por impedir por todos los medios la ejecución de un ataque aéreo.
El primer ministro bosnio, Haris Silajdzic, cansado y visiblemente molesto por las continuas negociaciones, acuso sin ambajes al japonés Akashi de impedir el ataque de la Alianza, que según él fue solicitado a media tarde ante la persistente ofensiva serbia sobre Gorazde. "Akashi es el responsable de cada muerto que se produzca a partir de este momento... ¿A qué espera el señor Akashi para dar la orden?", espetó Silajdzic.
Poco después, pasadas las cinco de la tarde, el general Michael Rose ordenó al coronel ucranio Tachenko que pusiera en marcha el convoy compuesto por 140 hombres, incluido el equipo médico, con dirección a Gorazde. El convoy llegó a la localidad poco después de una de la mañana, justo en el vértice del ultimátum. Dentro de ese convoy iba una sección de transmisiones del Ejército francés que podría servir de guia a los aviones de la OTAN hasta sus objetivos. Pero ése no parece que sea el fin de los movimientos de Akashi y Rose.
En un golpe de teatro un tanto sorprendente, el jefe de asuntos civiles de Unprofor, Sergio Vieira de Mello, la mano derecha de Akashi, y el jefe del sector Sarajevo, el general André Soubirou, se sumaron más tarde al convoy ucranio. Con ellos, en el interior de Gorazde el ataque es imposible.
Reunión en Belgrado
Paralelamente, Akashi y el máximo jefe de Unprofor en la antigua Yugoslavia, el general francés Bertrand de Lapresle, sostuvieron una segunda jornada de maratonianas reuniones en Belgrado con el presidente serbio Slobodan Milosevic y Radovan Karadzic. Éste se hizo acompañar de su jefe militar, Ratko Mladic, quien llegó a amenazar a la OTAN con terribles consecuencias si decide atacar a sus hombres. Los serbios se comprometieron, según Unprofor, a cumplir con los términos del ultimátum y, presumiblemente, Akashi a detener los bombardeos de la Alianza.
Las garantías de este acuerdo son nulas. Todos los anteriores han sido burlados enseguida por los serbios bosnios. Hoy será, pues, un día clave para comprobar la dirección en la que evolucionarán los acontecimientos.
El día de ayer, lejos de las mesas de negociación y enredo, fue igual de dramático que los anteriores. La artillería serbia ignoró su propio alto el fuego, que debería entrar en vigor a las doce de la mañana, e intensificó a esa hora los ataques. En ese mismo instante, la infantería serbia lanzó una vasta ofensiva contra las posiciones musulmanas en la margen derecha del río Drina en Gorazde. La ofensiva terrestre, con apoyo de varios carros de combate, se amplió a los frentes noroeste y noreste, donde se halla una importante fábrica subterránea de armamento, la de Pobjedo. Tras todo un día de combates, los serbios lograron hacerse con el control de un 30% de la fábrica. El hospital, que carece de techo, volvió a ser alcanzado por los disparos de un carro de combate serbio. Tres pacientes y una enfermera resultaron muertos en el acto. En el día de ayer perdieron la vida 21 personas y otras 53 resultaron heridas.
Un portavoz de Unprofor aseguró ayer que el anuncio de que los serbios han iniciado una retirada se basa en las fotografías aéreas tomadas por aviones de la OTAN. El primer ministro bosnio, Haris Silajdiz, exclamó: "¡Pues yo no las he visto!".
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