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Los Torrestrella comen azúcar para evitar las caídas

Amigo de la investigación constante para la mejora del toro bravo, el ganadero jerezano Álvaro Domecq experimenta desde finales de la temporada pasada con el azúcar como bálsamo contra las caídas de los toros. Y lo cuenta convencido de que el sistema utilizado puede ser efectivo."Me lo recomendó un ganadero venezolano", dice, "y, desde que lo utilizo, el resultado es altamente positivo. De hecho, mis toros no se han caído. El mecanismo es muy sencillo: 30 días antes de la corrida añado a la dicta de cada toro medio kilo de azúcar; además, 20 días antes los someto a un ejercicio físico, que consiste en una carrera diaria de 10 minutos". Justifica el ganadero el complemento alimenticio "porque lo utilizan los deportistas, y yo mismo tomaba azúcar hace años para fortalecer los músculos". No oculta, sin embargo, que el sistema es caro. "El precio del kilo de azúcar está en torno a las 145 pesetas", concluye, "pero creo que no es un problema de economía cuando se trata de poner remedio a una situación insostenible".

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Álvaro Domecq espera que la corrida que lidiará hoy en la Maestranza no le deje en mal lugar. "Está bien presentada" afirma, -tiene cara y su peso ronda los 540 kilos; creo que no tendrá problemas en el reconocimiento, aunque, muchas veces, no está nada claro qué tipo de toro es el que acepta en un momento determinado".

Reconoce que la feria "no va muy bien" en el aspecto ganadero porque, a su juicio, los toros, en general, -no han transmitido rabia; la bondad es una cualidad positiva", añade, "pero puede llegar a convertirse en un aburrimiento. Lo difícil es combinar la bondad con la rabia". Se define torista, "porque me dedico a criar toros e investigo sobre su comportamiento, aunque me gusta el toreo artista y con sentimiento".

De todos modos, Domecq admite que uno de los más graves problemas de la ganadería brava es la sanidad "porque vacunar dos veces al año a todos los animales es muy costoso". A pesar de ello, asegura que él lo hace, y espera que la puesta en marcha del convenio de los ganaderos de toros bravos con la Administración central surta efectos positivos. Este acuerdo establece análisis dobles a las vacas y sementales y la Administración se compromete a pagar entre 70.000 y 80.000 pesetas por cada animal enfermo que deba ser sacrificado".

Domecq considera que "faltan criterios homogéneos en la fiesta, lo cual intranquiliza a los ganaderos; sabemos qué tipo de toro hay que llevar a Sevilla o Madrid, pero nos llevamos sorpresas porque cambian los gustos de quienes deciden".

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