El Prado descubre la escultura clásica

La publicación del primer volumen del catálogo de la escultura clásica del Museo del Prado, sobre los retratos, y la próxima dedicación de tres nuevas salas a la misma cambiará radicalmente la presencia de una colección, formada a partir de Felipe II, que con cerca de un millar de piezas se pierde entre los cuadros. Las obras instaladas actualmente en la sala de Ariadna conocen más el olor de la paella diaria de la cafetería que el tráfico de los visitantes.

La colección de escultura, con 907 obras, entre piezas enteras y fragmentos, parece invisible entre las salas de pintura del Museo del Prado. Las obras maestras están expuestas en las salas de Ariadna y de las Musas, en la galería central o en cualquier esquina, aunque otras, como los relieves de las Ménades esperan un montaje específico. De los 90 retratos estudiados por Stephan F. Schröder, de 40 años, arqueólogo e historiador, becario en el Instituto Arqueológico Alemán de Madrid, sólo un 15 o 20% están expuestos.La falta de espacio es el principal inconveniente para mostrar la colección, según el director del museo, Francisco Calvo Serraller. "En el legado clásico grecorromano figuran las piezas elegidas por Velázquez en Italia y la propia colección sería motivo de un museo". A principios de siglo existía una sala griega, actualmente convertida en salón de actos. "Los lugares posibles están, ocupados por los necesarios servicios públicos que demanda la sociedad", declaró ayer.

El Prado va a descubrir su propia colección de escultura (400 clásicas, 250 renacentistas y barrocas y el resto hasta 907 del XIX), con la publicación del catálogo de Schröder y el próximo cambio de las actuales salas de las pinturas negras de Goya en tres nuevos espacios para las esculturas. Estas salas se abrirán en mayo con la exposición de esculturas de los Leoni (siglo XVI).

Stephan F. Schröder acaba de publicar el libro Museo del Prado. Catálogo de la Escultura Clásica, editado por el Museo del Prado, primer volumen dedicado a los retratos, con fotografías de Peter Witte y estudios de Pilar León y Hourig Sourouzian. El Instituto Arqueológico Alemán, instalado en Madrid hace 50 años como en otras ciudades del Mediterráneo, depende del Ministerio de Exteriores alemán, tiene su sede central en Berlín y se dedica a la investigación.

En los últimos cinco años, Schröder y Witte han realizado el estudio histórico y gráfico de la colección de escultura clásica del Museo del Prado, de acuerdo con un plan establecido con los dos directores anteriores, Alfonso E. Pérez Sánchez y Felipe Garín. El primer volumen, dedicado a los retratos antiguos, se analizan 90 obras; el segundo, con unas 140 piezas, que se publicará el próximo año, sobre piezas mitológicas o ideales, y está previsto un tercero sobre la escultura del renacimiento y barroco.

El trabajo de Stephan F. Schröder actualiza los catálogos críticos de Antonio Blanco Freijeiro, publicado en 1957, y de Barrón, de 1908. La colección de escultura pasó inadvertida por la fuerza de la pintura desde su instalación en el museo en 1830. En el ensayo de Pilar León que abre el catálogo se hace una historia de la colección desde sus orígenes como colección real a partir de Felipe II, la formación de la misma, su instalación en el Alcázar de Madrid y La Granja y su traslado al Prado.

El investigador alemán cataloga 90 retratos: dos egipcios, 19 griegos y el resto romanos. Aparte de identificar al personaje histórico retratado y su descripción artística, la labor más difícil se centra en conocer las partes originales y añadidas, la fecha y su significación política, según Schröder.

De los 19 retratos griegos sólo uno, un bronce de un soberano, es de la época, el resto son copias romanas. Schröder dice que casi no existen retratos griegos en los museos y son los romanos los que aportan más información histórica y artística, incluida la influencia de los modelos de los emperadores en las modas de la sociedad.