El Leviatán existe
Thomas Hobbes, allá por el siglo XVII, hablaba de la existencia de un gigantesco monstruo, formado por una multitud de individuos, que devastaba todo a su paso, para referirse a la maquinaria de la Administración del Estado. Tres siglos después he descubierto que el Leviatán existe y yo he sido una víctima más de sus pesados engranajes.Hacer la solicitud de la prórroga de primera clase del servicio militar (por cargas familiares) me ha supuesto un martirio a medio camino entre Pesadilla en Elm Street y una prueba imposible del Juego de la oca: tres mañanas perdidas, innumerables kilómetros por Madrid, gastos en transporte (público, claro está), algún aviso de bomba, direcciones equivocadas... para lograr reunir las 17 certificaciones (amén de fotocopias de la renta, libro de familia, etcétera) que me exige el Estado para demostrar no ya mi condición de esposo y padre de familia, sino también lo que ese mismo Estado me paga o me deja de pagar. Tengo la sensación de estar purgando -cada tres años- el terrible pecado de ser padre antes de cumplir con la patria. ¿Habrá alguien que controla la bestia que se apiade de mí?-
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