Cogida grave de Frascuelo

La intensidad y el dramatismo de la fiesta, cuando es auténtica como ayer, se enseñorearon del ruedo venteño, donde Frascuelo pagó su tributo de tragedia con una tremebunda cornada y Emilio Silvera alcanzó la gloria del triunfo a base de torería y testosterona. Esta autenticidad la pusieron los toros, todos cinqueños menos el primero, y que pese a luicir dos divisas distintas, parecían hermanos por su cuajada, seria y agresiva lámina; elementos positivos que no correspondían a su bronco comportamiento. También la alborearon los tres coletudos, hambrientos de gloria y sobrados de redaños, que les. hicieron frente, hasta con un fortísimo viento en contra. Frascuelo fue cogido muy feamente por el cuarto cuando intentaba llevarle a la jurisdicción del picador. El bicornón, una devanadera con astas, le tiró mil hachazos por segundo, que le hirieron, y oprimieron a tope el corazón de los espectadores. Antes de ver soliviantada su carne por el ascua del pitón de su facineroso enemigo, Frascuelo mostró sus aires añejos en varias verónicas, como hizo con su anterior rival, imposible en la muleta.

Silvera produjo el milagro de extraerle al pregonao tercero, que buscaba la paz de las dehesas a base de gañafones, las dos más intensas, dominadoras, profundas y bellas series de redondos y naturales que se hayan parido en lo que va de temporada venteña. Todas ellas en la querencia de toriles y a base de tragar más que una legión de hambrientos, aunque lo engorrinara al enterrar la espada en el rincón umbrío. Durante el resto de la tarde ya no gozó de ocasión frente a tales marrajos de destilar más torería.

La compleja cita de Antonio Posada, que confirmaba la alternativa con tan problemático encierro y sin apenas vestirse de luces los dos últimos años, la solventó más que dignamente, y hasta se permitió el lujo de dibujar algunos entonados arreboles con percal y pañosa. En tan áspera tarde, merecen también cuadro de honor dos subalternos, ayer de lujo: el banderillero El Boni y el joven varilarguero Luis Antonio Vallejo.