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Wall Street a la turca

Un 'mercado negro' en pleno centro de Estambul mueve más dinero que el banco central

ENVIADA ESPECIALAjenos a la tragedia ocurrida el pasado sábado en el Gran Bazar, los brokers del mercado negro acudieron puntuales al día siguiente, como cada día, a su cita de las nueve de la mañana en Muhafazacilar Sokak, una de las calles que llevan al mayor mercado cubierto del mundo. El volumen de dinero que se mueve en este Wall Street de Estambul puede alcanzar en una jornada hasta 1.000 millones de dólares (unos 138.000 millones de pesetas), "más que el propio banco central" de Turquía, según la dueña de uno de los comercios próximos.

A la entrada del barrio de los joyeros del Gran Bazar -a poca distancia de donde el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) colocó el pasado sábado la bomba que segó la vida a dos turistas, uno de ellos el español Javier Castro, e hirió a casi una veintena- decenas de hombres compran y venden diariamente dólares y marcos alemanes de nueve de la mañana a siete de la tarde y se desembarazan de una lira turca que soporta el peso implacable de la inflación, que a finales de ano podría rondar el 100%.

Estos últimos días, la actividad del mercado negro ha sido frenética. Ayer, todo el país estaba pendiente del paquete de medidas económicas de la primera ministra y líder del Partido de la Recta Vía, Tansu Çiller, para intentar enderezar la maltrecha economía turca. Su plan va a levantar ampollas entre la población. Además de privatizaciones drásticas y de reducir en más de 40.000 puestos de trabajo la nómina de las empresas públicas para finales de año, a partir de hoy los turcos tendrán que pagar el doble por un paquete de cigarrillos y una cerveza; hablar por teléfono les costará el 70% más; el azúcar, un 50%, y la gasolina subirá el 60%.

El guirigay que forman estos corredores del mercado negro, dotados de teléfonos móviles que les mantienen permanentemente comunicados con las oficinas de cambio en el interior del Gran Bazar y con otros centros de la ciudad, es ensordecedor. Jóvenes adolescentes y curtidos dealers ofrecen a gritos comprar dólares y marcos, las dos monedas más apreciadas. El lunes, la lira cayó un 7,5% frente al dólar, que se llegó a cotizar a 30.000 liras turcas, frente a las 17.000 del viernes.

"Aquí, donde les ves, pueden decidir el destino de la economía de este país", comentaba un experto de un canal privado de televisión. "Pueden hacer lo que quieran, incluso provocar la caída en picado la lira turca". Conscientes de la importancia de la sesión del Wall Street a la turca previa al anuncio del paquete de medidas de Çiller, numerosos medios de comunicación se habían congregado para seguir el desarrollo de la sesión.

Entre las decenas de corredores concentrados en una esquina de la calle pasan alucinados los turistas. Tras la avalancha de vendedores que han tenido que esquivar en el interior del Gran Bazar, se dan de bruces con una fauna urbana que chilla y se empuja sin ninguna consideración. Entre ellos, comerciantes equilibristas intentan proteger por encima de las cabezas sus bandejas llenas de té, dulces y especias.

Nadie diría que los corredores de este mercado negro -toda una institución de las finanzas de Estambul, el mayor centro urbano, financiero y cultural de Turquía, a caballo entre Europa y Asia- pueden manejar hasta 100 millones de dólares cada uno, procedentes en muchos casos de la droga y negocios poco limpios.

Antes de que las agujas del reloj situado en la tienda de antigüedades se acerque a las cinco de la tarde, la actividad se dispara. Los brokers, tras haber hecho caer la lira turca durante toda la jornada con sus movimientos especulativos, venden dólares y marcos y obtienen pingües beneficios. Mañana a las nueve tienen una nueva cita para otra frenética jornada.

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