La calidad de lo pequeño

El funcionamiento de las pequeñas orquestas en la mayoría de las comunidades autónomas de España no tienen nada que ver con el de la Orquesta Nacional de España. Como ejemplo, dos pequeñas formaciones que han adquirido una calidad más que aceptable para los críticos: la Orquesta Sinfónica de Tenerife y la de Cadaqués.Víctor Pablo Pérez, de 40 años, lleva ocho al frente de la formación canaria, que coincide con una nueva etapa en la que el trabajo de educación musical, la recuperación de la música española y la ausencia de sindicatos conforman su cuerpo. Con 80 músicos, de ellos un 60% extranjeros y una media de 30 años, el presupuesto de la orquesta para este año asciende a 517 millones de pesetas, cuyo volumen global lo aporta el Cabildo de Tenerife, 100 millones provienen de la comunidad autónoma y el resto son ingresos por taquilla y patrocinadores privados para proyectos concretos.

Para su director, uno de los éxitos de esta formación radica en la ausencia de sindicatos y la consiguiente flexibilidad con los músicos. "Nuestro músico sabe perfectamente que va a prosperar artística y económicamente si consigue hacer las cosas bien, y esto sólo se consigue a base de muchas horas de trabajo. El reglamento de nuestra orquesta se establece mediante diálogos entre el director y los músicos", señala Víctor Pablo Pérez.

La Orquesta de Cadaqués, nacida en 1988 como formación residente de los festivales de Perelada y Cadaqués, es la única española que funciona a base de recursos propios, como una empresa privada, pero sin ánimo lucrativo. Su presupuesto (unos 150 millones anuales) está formado por un 95% de recursos propios y sólo un 5% de subvención pública (Generalitat). De este presupuesto, un 70% es por los conciertos, y un 25%, de patrocinios privados. Como dice su gerente y director musical, Llorens Caballero, "nuestra orquesta se mueve según el mercado. Tenemos una conexión directa entre el resultado de la orquesta y las contrataciones".