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El escándalo del Crédit Lyonnais obliga a Mitterrand a pedir una investigación

Enric González

El Gobierno francés culpó ayer a Jean-Yves Haberer, ex presidente de Crédit Lyonnais, de las gigantescas pérdidas acumuladas por el banco público. Haberer, que saltó de la presidencia de Crédit Lyonnais a la de Crédit National en noviembre del año pasado, fue destituido de su actual cargo e implícitamente responsabilizado por los números rojos del mayor banco de Francia en volumen de activos. Crédit Lyonnais perdió 6.900 millones de francos (unos 165.000 millones de pesetas) en 1993. Los errores de gestión, la complicidad de los políticos y los estragos de clientes, como Gian Carlo Parretti, asoman tras el escándalo Lyonnais.

Bastaba ver la lista de grandes clientes de Crèdit Lyonnais (CL) para intuir el batacazo. En esa lista figuraban el fallecido magnate de prensa británico Robert Maxwell, el prestidigitador financiero italiano Gian Carlo Parretti y el multiprocesado empresario marsellés Bernard Tapie, junto con empresas que, como el canal de televisión La Cinq, protagonizaron quiebras sonadas.Haberer admitió que "hubo errores en la gestión", pero se negó a "asumir el papel de chivo expiatorio" y reclamó la creación de una comisión investigadora. El propio presidente de la República, François Mitterrand, pidió ayer también la apertura de una investigación.

Al conocer su cese, tras sólo cinco meses en la presidencia de Crèdit National, Jean-Yves Haberer afirmó no ser el único responsable. Señaló, para empezar, a su antecesor al frente de CL, Jean Levéque, que ocupó el cargo entre julio de 1986 y septiembre de 1988 y que, según Haberer, asumió los riesgos más dañinos para el banco.

Pero Haberer no sólo miró hacia atrás, sino también hacia arriba, hacia los directivos del Tesoro y los ministros de Finanzas que tuvieron puntual información, durante su mandato, sobre los problemas de la entidad. Entre los ministros destacaban dos: el socialista Pierre Bérégovoy (1988-1992), muerto el año pasado, y el gaullista Edouard Balladur (1986-1988), ahora jefe del Gobierno.

El actual ministro de Finanzas, Edmond Alphandéry, ya se sacudió de encima cualquier responsabilidad al afirmar, el martes pasado, que "de acuerdo con la tradición", su departamento no había hecho otra cosa, respecto a CL, que "seguir las instrucciones dejadas por sus predecesores". En cuanto a Jean Claude Trichet, director del Tesoro entre agosto de 1987 y septiembre de 1993, y desde entonces gobernador del Banco de Francia, no ha explicado por el momento cómo permitió que CL, ya con gravísimos problemas, se lanzara desde 1991 a invertir y a captar clientes de elevado riesgo.

Las 'joyas' de CL

Entre 1991 y 1992, la cartera de participaciones industriales de CL creció un 55%. Había ya, entre esos activos, joyas como la productora cinematográfica Metro Goldwin Mayer (MGM) de Gian Carlo Parretti. El ex presidente del banco, Jean Yves Haberer, explicó entonces que CL apostaba por una rápida recuperación de la economía europea, y que su estrategia de inversiones daría buenos dividendos en un corto plazo de tiempo. El ahora ministro del Interior, el gaullista ultraconservador Charles Pasqua, pidió en abril de 1992 que el Parlamento investigara la salud de los activos de CL, pero su proposición fue desestimada.En marzo de 1993, Haberer presentó unas pérdidas de 1.800 millones de francos (43.000 millones de pesetas) correspondientes a 1992, pero afirmó que el banco estaba fundamentalmente sano y que los números rojos se debían a la inesperada duración de la recesión. "En cuanto nos den una buena economía, nosotros ofreceremos un buen banco", proclamó. Cinco meses más tarde, y con las pérdidas creciendo sin cesar, Haberer buscó nuevos responsables: "Hemos sido víctimas de una estafa internacional que nos ha hecho perder los beneficios de tres años", dijo, refiriéndose al financiero italiano Gian Carlo Parretti y a la turbulenta historia del holding Sasea.

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