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Del goce a la penitencia

Están en el polo opuesto. Una representa el esplendor, el barroquismo, el derroche, el despliegue sensual; la otra, el dolor, el sacrificio, la sobriedad, la penitencia."Me da pánico. ¿Qué vamos a hacer el año que viene?". De esta forma se expresa Domingo Munuera, estudioso de la Semana Santa de Lorca (Murcia) -sobre la que han escrito varios libros-, además de, concejal de Turismo. Su miedo procede de la retransmisión del magno desfile de Viernes Santo por TVE.

Munuera es consciente de la espectacularidad a la, que el secular enfrentamiento entre el Paso Blanco y el Paso Azul ha llevado a los desfiles lorquinos. Caballos, carrozas, tronos, bordados en oro y, en medio, entre músicas y perfumes primaverales, la Virgen de la Amargura y la Virgen de los Dolores. "Este año tirarán la casa por la ventana. Y no tenemos asiento más que para 12.000 espectadores".

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Los jóvenes se suman masivamente a las tradicionales celebraciones de Semana Santa

La soledad y el silencio, sin embargo, envuelve a los disciplinantes -picaos- de San Vicente de la Sonsierra (La Rioja). No importa que les rodee la multitud: ellos están solos. El año pasado, unos 25 jalonaron, con el seco restallar de los flagelos de lino sobre sus desnudas espaldas, los desfiles procesionales de Jueves y Viernes Santo

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