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El presidente de México se compromete a no dejar impune el asesinato de Luis Donaldo Colosio

El presidente Carlos Salinas de Gortari afirmó el viernes que el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el hombre que él mismo eligió para competir en agosto por la presidencia de México, "no quedará impune". Con estas palabras, Salinas respondía al clamor popular y de la clase política, que exigen al Gobierno una investigación rápida, creíble y exhaustiva sobre el magnicidio de Tijuana y que no distraiga a la opinión pública con conjeturas.

En un país como México, donde el principal problema que se plantea con este tipo de sucesos es la falta de credibilidad de la población hacia lo que hagan o informen las autoridades, especialmente las que controlan los órganos de seguridad, lo que dice el presidente de la República, también la máxima autoridad moral del país por ser este un régimen cuasi paternalista, se toma con mayor respeto que lo que dicen otros, incluidos los miembros de su Gobierno.Horas antes de que Salinas advirtiera en persona que el crimen contra Colosio sería aclarado, el secretario (ministro) de Gobernación, Jorge Carpizo, se veía obligado a anunciar que las elecciones del 21 de agosto no serían suspendidas ni aplazadas y que serían "ejemplares" las investigaciones sobre el móvil que indujo a Mario Aburto, el autor material del asesinato, detenido en ese mismo instante.

Salinas aprovechó la visita relámpago que hizo a la tumba donde ya reposa Luis Donaldo Colosio, en Magdalena de Kino (Estado de Sonora), para tranquilizar a la opinión pública. Dijo que se incorporarán a las investigaciones tanto la familia como el equipo de campaña del fallecido.

Sin embargo, cuatro días después del magnicidio no se sabe aún nada. Aburto, que se encuentra internado en la prisión de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, cerca de la capital mexicana, fue presentado a los periodistas protegido por cristales blindados.

Aburto, un joven de. 23 años que increíblemente llegó a colocarse prácticamente detrás de Colosio cuando éste acababa el mitin de Tijuana, mantiene la boca cerrada. De los primeros interrogatorios sólo se sabe que asegura que su intención sólo era herir al candidato de Partido Revolucionario Institucional, aunque las imágenes de televisión recogen la sangre fría con que actuó. También ha reconocido estar vinculado a grupos armados que operan en el país.

En medio de esta incertidumbre, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la guerrilla que se levantó en armas en Chiapas el 1 de enero, difundió en la noche del viernes un comunicado sobre el asesinato de Tijuana, alimentado la tensión porque, según sus propias elucubraciones, los magnicidas están en el Gobierno. Según el EZLN, los asesinos de Colosio, al que curiosamente presentan como un hombre comprometido con los desfavorecidos, pertenecen a una supuesta línea dura ubicada dentro del Gobierno e interesada en "anular todo intento pacífico de democratización de la vida política nacional".

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