Cuatro años creando empleo sin licencia municipal
Peripecias de una tolosana, surgida del paro, para levantar una industria pujante
Karmele Goikoetxea habla rápido y vive deprisa. Tiene 38 años y trabaja desde los 12. Un accidente dejó imposibilitado a su padre para continuar al volante de un camión con el que ganaba el sustento familiar en un barrio de la localidad guipuzcoana de Tolosa. Karmele se puso a coger el teléfono en una carpintería y, tras adquirir destreza, se colocó de administrativa en una calderería. La empresa fue a pique en la crisis de 1974-75. Con el dinero de las indemnizaciones, Karmele y otros siete compañeros crearon una sociedad anónima laboral dedicada a la calderería."Era un fóllón", dice en su meteórico lenguaje. "No estábamos preparados para ese tipo de historias. La gente no asume que uno cobre más que otro en razón de su dedicación. Yo, además, era la única mujer, la más mandona y la que más ganaba. Llegamos a tener 35 operarios. Pero llegó el momento en que empezamos a ganar dinero y ahí comenzaron las divisiones. Lo peor que les puede pasar a las cooperativas es ganar dinero".
Cuatro de los socios se salieron del negocio y fundaron una sociedad anónima para levantar otra calderería. "Empezamos con un terreno y un contratista que confiaba en nosotros. Y, por supuesto, los bancos que ya nos conocían. Nos metimos en créditos de más de 80 millones". Karmele tenía todo el poder en sus manos, mientras sus compañeros se distribuían como jefes de equipo. La empresa Calguinox cuenta ya con 30 empleados y pedidos de toda España. Karmele se encarga de buscarlos.
También se encarga de subcontratar los proyectos y de hacer todo el papeleo. Aquí se pierde, porque ésta es la fecha en que el Ayuntamiento de Tolosa todavía no les ha concedido la licencia de apertura.
- ¿Son clandestinos?
- Qué va. Lo tenemos todo en regla. Pagamos 2,5 millones de Seguridad Social todos los meses, los impuestos... todo. Uno no se imagina los trámites que tenemos que hacer.
- ¿Cuáles?
- Te vuelven loca. Para crear la sociedad tienes que hacer una solicitud de certificación sobre su denominación. Constituirla ante notario y redactar los estatutos. Hacer la escritura pública y liquidar el impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados.
- ¿Eso es todo?
- Sólo el principio. Hay que ir al Registro Mercantil y anotar los datos de la empresa, la actividad, el domicilio social, comienzo de la actividad, estatutos... Después tenemos que ir a Industria y Energía del Gobierno vasco y repetir la operación: fotocopia del DNI, la escritura notarial, impresos sobre los datos técnicos de la maquinaria, el dinero que aportamos, los proyectos de la empresa, planos por duplicado sellados por el Colegio de Arquitectos, memoria de la instalación, presupuestos, programa de lo que vas a fabricar, declaración jurada si necesitas tecnología extranjera, fotocopia de la inscricpción de la maquinaria autorizada, justificación de que cumples las condiciones de seguridad e higiene, declaración jurada de si te has acogido a algún beneficio, si hay participación extranjera, si necesita o no autorización de medidas contaminantes y, en su caso, proyecto de prevención de la contaminación y croquis de la ubicación de la industria.
- Eso es exhaustivo.
- Espera que vamos por la mitad. Tenemos que ir al Registro de la Propiedad y al de Marcas y Patentes y con todos estos papeles, al Ayuntamiento a pedir la licencia de obras. Y vuelta a empezar el papeleo: planos, duplicados, permiso de ocupación, de actividades, de toma de agua, de electricidad, teléfono, gas, códido de identificación fiscal (CIF), impuesto de actividad empresarial, licencia de apertura, de actividades molestas, alta en la mutua patronal de accidentes, libros de visita en la delegación de Trabajo y la Seguridad Social, libros de comercio, altas de impuestos, tasas locales,...
-¿La autonomía no ha favorecido eliminar trámites?
- Qué va. Estamos como antes.
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