El portavoz de Yeltsin asegura que hay un intento de golpe por la vía psicológica
Los rumores sobre la salud del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y de los intentos de conspiración para inhabilitarlo que circulan en los últimos días en Moscú, mientras el líder ruso descansa en la localidad de Sochi, en el Mar Negro, han causado una clara alarma en el Kremlin. El secretario de Prensa presidencial, Viacheslav Kóstikov, los comparó ayer poco menos que con un intento de golpe de Estado por la vía de la guerra psicológica, y aseguró que se trata de una tentativa desestabilizadora similar a la de la insurrección de octubre de 1993, que se saldó con un baño de sangre.Kóstikov, que suele emplear un lenguaje tremendista en épocas de crisis política, emitió anoche un comunicado en el que considera los mencionados rumores como parte de una intencionada campaña para "desestabilizar la situación en el país, y volver a aquellos objetivos que los participantes en el motín de octubre no pudieron resolver al primer intento". "Parece que alguien quiere un segundo" intento desestabilizador, señaló Kóstikov, refiriéndose al enfrentamiento entre el presidente y el Parlamento, que concluyó de manera sangrienta el 4 de octubre de 1993.
"Guerra psicológica"
En nombre de Borís Yeltsin, Kóstikov rechazó la práctica "de la guerra psicológica en la propia casa". Según el portavoz presidencial, el tratar de "inculcar a la población la idea de que el presidente Yeltsin está enfermo; de torpedear los esfuerzos del Jefe del Estado para reforzar la paz social y de conseguir la revisión de la Constitución en lo que se refiere a las elecciones presidenciales; la creciente agresividad de la oposición irreconciliable, y la misma amnistía, son eslabones de la misma cadena".De la inquietud que despiertan los rumores entre los allegados del presidente dejaba constancia ayer la decisión de la Fiscalía General de abrir una investigación sobre las informaciones publicadas por el periódico Obshaia Gazeta (El Diario General), que dirige el veterano periodista Yegor YákovIev.
En su primera página, este diario daba cuenta recientemente de una supuesta conjura rocambolesca para apartar a Yeltsin del poder en la que habría estado implicado incluso el primer ministro Víktor Chernomirdin, entre otros muchos políticos.
En tono irónico, el periódico presentaba la información como una versión a desechar en cuanto apareciera la próxima maniobra conspirativa.
El fiscal general en funciones, Alexéi lliushenko, decidió iniciar una investigación a partir de la demanda efectuada por el primer viceprimer ministro Oleg Soskovets, uno de los presuntos implicados en la conspiración, según informó la agencia de prensa Interfax.
Si la investigación, en la que participarán funcionarios de la Fiscalía y del Servicio Federal de Contraespionaje, no encuentra fundamento a la versión de Obshaia Gazeta, Yegor YakovIev se arriesga a un proceso por calumnias y delito contra el Estado. Mientras tanto, el jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin, seguía ayer en Sochi, adonde acudió por la mañana con intención de departir con el presidente.
Chernomirdin, que debe regresar hoy a Moscú, conversó con Yeltsin sobre el presupuesto económico entre otros temas, según informó el servicio de Prensa del presidente. Ambos políticos se reunieron con dirigentes de la provincia de Krasnodarsk, donde se encuentra la localidad de Sochi y apoyaron la idea de realizar los Juegos Olímpicos del año 2.002 en esta ciudad.
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