_
_
_
_

Juan Cruz dialoga con dos niñas

El escritor acude en su libro 'Serena' al humor y al juego

Serena es el conjunto de cuentos con que Juan Cruz ha recobrado su antigua creencia de que todo es posible y, en su obra literaria, la primera vez que el centro son los demás: en concreto, Serena, una niña que existe con su nombre y que acudió anoche a la presentación del libro en la galería Marlbourough de Madrid, y Robien, una joven algo más crecida a quien el narrador le quiere regalar, doblada en una maleta, la raya del horizonte. Bustran el libro Laura Gordillo y su padre, Luis.

Serena fue presentado por el escritor Arturo Pérez Reverte y Francisco Calvo Serraller, director del museo de El Prado. De difícil clasificación -como corresponde a la colección Las tres edades, de Siruela, donde se han publicado-, los cuentos fueron escritos mientras Juan Cruz (Tenerife, 1948) esperaba a alguien en la playa, o a modo de regalo para conservar la memoria de un momento feliz. En el conjunto de su obra literaria (Crónica de la nada hecha pedazos, Retrato de humo, En la azotea, El sueño de Oslo, entre otros), Serena, un libro ilustrado con dibujos de Laura Gordillo completados por su padre, destaca por su sentido del humor y del absurdo, y recobra una conocida capacidad, verbal. "Yo fuí un niño enfermizo, con una madre que tenía el don del lenguaje y del juego con el lenguaje. De modo que desde que me recuerdo he estado escribiendo y jugando con palabras. Sólo hay dos cosas a las que estaba predestinado desde pequeño: a escribir y a ser bajito". (Bajito desde chiquito, como escribió Monterroso)."-¿Qué es una esquina, Robien?

Robien se sentó para responderme:

-Una esquina es una cosa que no existe si no pasas" (Robien descubre los platos).

En cuanto a la cadencia poética que desprende el libro, como toda la prosa de Juan Cruz viene de su convicción de que la poesía es "la mano que te falta, lo que te convierte en un ser humano, la música que llevamos dentro. Sin ella sería un suicida en potencia". Leer a ciertos poetas le permite vivir el espejismo de "seguir hablando con aquellos con quienes ya no puedo hablar".

"-¿Eso colecciona tu hermana?

-Sí, es muy rara. Ahora también colecciona ranas de mar.

-No hay.

-Por eso. Colecciona animales imposibles: ranas de mar, lagartos húngaros, elefantes portugueses... Y así no tiene que preocuparse por llenar su colección" (Robien enseña fotos).

Nada volverá a ser lo mismo en la obra literaria de Juan Cruz después de Serena, algo que empezó sin intención de sumar un libro y que ha terminado por descubrirle nuevas vías. Ahora, el director de Alfaguara trabaja en Asuán, "novela sobre el silencio, el amor y la conversación", y en Si amanece nos vamos, un texto autobiográfico sobre la amistad. "Tal vez yo no he sabido ser amigo. Siempre pensé que la vida no pasaba, una creencia que te impide apreciarla. Pero llega un momento en que percibes las carencias. Eso se paga con un gran desasosiego. Cuando descubrí eso fue cuando comencé a escribir Serena: Esa fue la esperanza que me busqué para seguir viviendo, como dice el verso de José Luis Pena... La única ventaja de volverse mayor es que uno puede citar más versos y contar más historias".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_