Israelíes, palestinos y mediadores tienden "puentes" hacia la paz
Adversarios y mediadores en el conflicto árabe-israelí tuvieron ayer que recurrir al lenguaje más ambiguo posible para impedir que un simple desliz, una declaración inoportuna o una indiscreción rompieran el frágil puente que Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) están tratando de reconstruir en Túnez.Ambos ansían reanudar las conversaciones de paz interrumpidas abruptamente tras la matanza de decenas de palestinos en Hebrón el mes pasado, pero el camino de retorno a la mesa de negociaciones no está del todo despejado.
El presidente de la OLP, Yasir Arafat, que ha puesto severas condiciones para reanudar el diálogo, era anoche cortejado por Israel, Estados Unidos y Noruega. Además, según la prensa rusa, Arafat visitará Moscú a finales de este mes.
En Israel existía optimismo. Este era compartido por Moscú y, más discretamente, por Washington. "Creo que lograremos encauzar las negociaciones. Los que queremos la paz debemos saber cómo superar acontecimientos dolorosos", declaró el primer ministro israelí, Isaac Rabin, poco antes de partir a su reunión con el presidente Bill Clinton en la Casa Blanca.
En Vladivostok, donde el secretario norteamericano de Estado, Warren Christopher, hizo escala a su vuelta de China, el ministro de Exteriores ruso, Andréi Kózirev, que acaba de visitar Israel y Túnez, se declaró abiertamente optimista sobre la posibilidad de que palestinos e israelíes retornen pronto al diálogo.
Dennis Ross, el coordinador norteamericano para el proceso de paz en Oriente Próximo, fue un poco más cauto, pero dejó entrever que él también cree en la salvación del proyecto de paz entre Israel y la OLP. "Sostuvimos conversaciones útiles", dijo tras, una reunión de tres horas con Arafat, ayer en Túnez. Fue un diálogo "útil y decisivo", señaló por su parte un comunicado de la central palestina.
Delegación de alto nivel
Arafat ya había abierto un poco la puerta al recibir a una delegación israelí de alto nivel el domingo por la noche y ayer por la mañana. El líder palestino sostuvo contactos con el director general del Ministerio de Exteriores israelí, Uri Savir; el asesor político de Rabin, Jacques Neriá, y el general Uzi Dayán, jefe de la delegación israelí en las cruciales negociaciones sobre seguridad.
El papel de Noruega, que actuó como canal secreto hasta que pudo alcanzarse el, hasta entonces, impensable apretón de manos entre Rabin, Peres y Arafat, continúa siendo sumamente discreto. Terje Roed Larsen, asesor especial del Ministerio de Exteriores de Oslo, sostuvo largas reuniones con Arafat el domingo y ayer, de cuyo contenido no se ha informado.
Anoche, en Túnez, se daba por seguro que la palabra final de la OLP, que insiste en el desarme de los colonos judíos de los territorios ocupados y el desplazamiento de una fuerza multinacional para proteger a los palestinos, se daría a conocer en cuestión de horas. Todo apuntaba a que Arafat volverá a la mesa de las negociaciones. La proscripción de los grupos extremistas judíos el domingo y la campana contra alguno colonos armados, que comenzó tímidamente ayer con el allanamiento de algunas casas de miembros del movimiento racista Kach en Hebrón y el decomiso de dos revólveres, eran las cartas que Israel ponía visiblemente sobre la mesa de Túnez.
Además, cuatro responsables de Al Fatah, la facción de la OLP que dirige Arafat, han sido invitados a acudir hoy a la Knesset (Parlamento israelí) en un gesto sin precedentes del grupo parlamentario laborista.
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