Dinero negro para reparar una iglesia

El uso de los fondos reservados es, normalmente, inconfesable. A veces, sin embargo, quienes los gastan no tendrían problema en obtener la absolución, si llegaran a revelarlo.Es el caso de una partida de varios millones de pesetas que el Ministerio de Defensa destinó, en 1991, a la reparación de una iglesia. El templo, amenazado de ruina, está próximo a un cuartel y muy ligado a la historia de la unidad. A los responsables de Defensa no se les ocurrió otra fórmula que recurrir a los fondos reservados para arreglarlo.

De haber seguido los procedimientos normales, quizá el Ministerio de Hacienda, más laico, hubiera expresado sus dudas sobre la ortodoxia del gasto y, lo que es seguro, la iglesia se habría hundido antes de que llegase el correspondiente libramiento.

En Defensa se han producido otros usos poco escrupulosos de estos fondos. Por ejemplo, algún militar trasladado a Madrid, a quien el cambio de destino producía una pérdida de retribución, ha percibido un complemento mientras su situación se regularizaba. Se ha tratado, no obstante, según fuentes del departamento, de un sistema utilizado con carácter excepcional y temporal. Es decir, no ha existido un pago sistemático de sobresueldos con dinero negro, salvo quizá en el servicio secreto Cesid, donde algunas informaciones sostienen que sí existía un sistema similar a lnterior.

Cuando Julián García Vargas se hizo cargo de la cartera de Defensa, en 1991, una de sus primeras medidas fue tomar el control de los gastos reservados, que se repartían los jefes de los tres ejércitos, el jefe del Estado Mayor de la Defensa y varios altos cargos del departamento. Desde entonces, sólo el ministro y el Cesid tienen derecho a gastos reservados, aunque los jefes militares reciben del ministro, periódicamente, cantidades con cargo a estos fondos. Eso sí, previa firma del correspondiente recibo.