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Holanda espera ahorrar y más de 700.000 millones con la supresión de la 'mili'

El fin de la guerra fría llevó a los gobiernos belga y holandés a tomar la decisión de reorganizar sus ejércitos. Los planes, que culminarán con la profesionalización total de las Fuerzas Armadas y la eliminación de la obligatoriedad del servicio militar, van acompañados de una importante reducción de personal y de una fuerte disminución del presupuesto nacional dedicado al Defensa.Bélgica ha dado ya el paso adelante. Desde comienzos de este año nadie es llamado obligatoriamente a filas y se está realizando una reducción paulatina del Ejército, que cuenta actualmente con unos efectivos de 90.000 personas y quedará reducido casi a la mitad en 1997. Las líneas concretas de la reorganización se presentarán a principios de abril para su aprobación.

Holanda, por su parte, prevé ahorrar en los próximos nueve años 10.000 millones de florines (unos 720.000 millones de pesetas), de sus gastos militares, que ascienden a 13.000 millones de florines anuales (936.000 millones de pesetas). Buena parte de este ahorro procede de la reducción del número de jóvenes llamados obligatoriamente a cumplir la mili.

Los casi 32.000 que acudieron este año se reducirán a 24.000 en 1995; 13.000 en 1996; 5.000 en 1997 y ninguno en 1998. Cada recluta forzoso cobra en Holanda casi un millón de pesetas anuales, frente a las alrededor de 12.000 que recibe en España. No obstante, la nueva legislación permite que, en caso de conflicto, los jóvenes holandeses sean llamados a colaborar forzosamente a la seguridad nacional.

De 11 a 9 meses

De momento, la duración del servicio militar se ha visto reducida desde principios de este año de 11 a sólo 9 meses. De acuerdo con los planes de Defensa, los cuatro años próximos serán suficientes para contratar y formar a 14.000 nuevos profesionales.

En cualquier caso, se prevé una reducción progresiva de las Fuerzas Armadas, que pasarán de más de 120.000 miembros a sólo 70.000, incluido el personal civil. Al igual que en Bélgica, esta reducción supondrá el cierre de decenas de cuarteles y la venta o destrucción de una buena parte del material militar. No obstante, ambos países mantendrán intacta su presencia en la OTAN y en las misiones de paz.

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