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La letra eñe, excluida del impuesto de circulación

Los madrileños que se llamen Muñoz, Núñez, Peña, Patiño, Dueñas, Yáñez o Cañizares, valgan como ejemplos, están de mala suerte con sus apellidos. El Ayuntamiento de Madrid no tiene medios suficientes para escribirlos correctamente. En los impresos del impuesto sobre vehículos de tracción mecánica, que el Ayuntamiento envía desde el 1 de marzo hasta el 3 de mayo a los conductores de la ciudad, no aparece la letra eñe ni tampoco el signo de acentuación."El problema no está en que no se pueda escribir esta letra en nuestros ordenadores, sino en que no se puede imprimir porque las impresoras son antiguas y no tienen capacidad de incluirla entre sus . signos tipográficos", explican responsables del centro municipal de informática, situado en el Cuartel del Conde Duque.

En los recibos del popular impuesto de circulación, el Ayuntamiento sustituye la letra más emblemática del abecedario castellano -que también existe en el vasco y el gallego- por una barra en diagonal, carente de significado; los acentos, sencillamente, se omiten "porque los nombres están escritos en mayúscula", afirman en el centro de informática.

"En cualquier caso, el sistema municipal no contempla esta letra porque está fabricado en el extranjero y está pensado para escribir en inglés. El Ayuntamiento está cambiando el sistema por otro más moderno, ya que el antiguo se ha quedado anticuado, y éste sí que tiene el abecedario completo", añaden en el centro informático.

De todos los tributos municipales con los que el Ayuntamiento grava a los madrileños, "el de actividades económicas es el único que se ha volcado al nuevo ordenador, que sí tiene capacidad de imprimir la eñe", concluyen responsables del centro de informática.

Dos años de espera

El trasvase de los datos del viejo al nuevo sistema informático tardará al menos dos años en completarse, los mismos que tendrán que esperar los ciudadanos cuyos nombres contengan una eñe, para que los avisos y notificaciones municipales estén escritos correctamente.

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La polémica de la eñe, que tuvo una gran repercusión en medios culturales, comenzó en 1991, cuando la Unión Europea exigió a España que permitiese la venta de equipos informáticos aunque éstos no incluyeran dicha letra, a lo que accedió el Ministerio de Industria.

En el mes de abril de 1993, el Gobierno aprobó un decreto en defensa de la eñe que obliga a que dicha letra se incorpore a los teclados de los ordenadores que se vendan en España. Tres meses más tarde, cerca de cien campesinos de Jaén no cobraron a tiempo las subvenciones europeas a la producción de aceite de oliva por contener sus apellidos o el de sus calles la letra eñe que los ordenadores de Bruselas no supieron descifrar.

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