Dos votaciones de la reforma laboral originan un escándalo en el Congreso
El Congreso vivió ayer uno de los mayores escándalos desde la restauración de la democracia. Casi una hora de gritos de "¡tongo!", pateos, descalificaciones, increpaciones e insultos, y la paralización del debate sobre las normas legislativas de la reforma laboral fueron el resultado de la índignación de los parlamentarios. Todos los ministros estuvieron ausentes. El PP provocó la protesta tras dos votaciones consecutivas de enmiendas que, a su juicio, demostraban que se habían producido irregularidades, al haber variado el número de votantes en apenas un minuto.
Los incidentes comenzaron al votarse las enmiendas del PP. En la primera votación, a las 12.11, de un grupo de cinco enmiendas del PP, el sistema electrónico registró 308 presentes, 153 votos a favor, 155 en contra y ninguna abstención. En la votación posterior, a las 12.12, sobre el resto de las enmiendas del PP, los presentes eran 302, con 125 a favor, 171 en contra y 6 abstenciones.Figuraban como presentes en la primera votación y ausentes en la segunda los diputados del PSOE Carlos Navarrete Merino, María Dolores Sánchez Díaz y Alberto Pérez Ferré, y los del PP Eduardo Rodríguez Espinosa, Belén María Do Campo Piñeiro y Valentín Bravo Martín Pintado.
El Congreso quedó paralizado tres horas ante la protesta por posibles irregularidades en la primera votación. Todos los diputados contribuyeron a un espectáculo grotesco. El presidente en funciones, José Beviá -Félix Pons está fuera de España-, permitió el escándalo durante una hora sin acertar a adoptar una solución. Finalmente suspendió el pleno y ordenó una investigación, mientras los diputados permanecían encerrados en el hemiciclo para un recuento final que dio 310 diputados presentes. "Esto es un 23-F institucional", comentó un parlamentario. Página 17
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