Un vicario anglicano pide la hoguera para las futuras sacerdotes
Anthony Kennedy, vicario de la Iglesia Anglicana británica, efectuó ayer las más incendiarias declaraciones hasta la fecha contra la ordenación de las mujeres, que se hará el próximo sábado. "Habría que quemarlas a todas en la hoguera o pegarles un tiro" dijo poco antes de ser amonestado por sus superiores. Éstos le recomendaron "templanza y resignación ante un hecho irrevocable". Las palabras de Kennedy y el rechazo de un sector de la Iglesia no han modificado los preparativos de la próxima ceremonia.
El grupo compone la primera oleada de mujeres diácono que acceden al sacerdocio en el Reino Unido. De edades comprendidas entre 30 y 69 años, sus pasados y estudios son muy diversos aunque comparten un mismo denominador común. Todas desean ejercer una función que les parece la consecuencia lógica de la vocación para la que se sienten llamadas. George Carey, arzobispo de Canterbury, ha ensalzado su valor y perseverancia, ya que algunas llevan dos décadas esperando la cita del sábado.Para sus oponentes más radicales, su próxima presencia como sacerdotes en las parroquias y entre los feligreses ha abierto una brecha imposible de cerrar en el seno del anglicanismo. En estos momentos, 570 clérigos comandados por siete obispos, tres de ellos retirados, han anunciado su intención de obedecer al Papa Juan Pablo II. Una de las principales diferencias entre los católicos y los anglicanos radica precisamente en que estos últimos niegan la infalibilidad del Pontífice y, por lo tanto, no reconocen la autoridad del Vaticano. Desde que el Sínodo General, órgano de gobierno de la Iglesia anglicana, aprobara el 11 de noviembre de 1992 el acceso de la mujer al sacerdocio, otros 150 varones la han abandonado.
La actual ley aprobada por el Sínodo no sólo impide a las mujeres acceder por ahora al obispado. Cada parroquia está facultada para apartarlas de ella si así lo decide una votación unánime de sus miembros. Éstos pueden incluso reflejar la autoridad de su propio obispo que, en el caso de Bristol, es un acérrimo partidario de la ordenación y celebrará la ceremonia.
Entre los más críticos existe la creencia de que con la llegada de la mujer será más fácil impregnar de feminismo la imagen de Dios. También alegan que podrían modificarse historias relativas, por ejemplo, al nacimiento inmaculado de la Virgen.
Para Angela Berners-Wilson, de 39 años, y la primera de las mujeres que será ordenada el sábado, la realidad es distinta. "La Iglesia debería haber sido la primera, y no la última, en reconocer la igualdad de todos sus hijos ante el creador", dice. En la catedral de Bristol Angela estará acompañada también por un millar de fieles, el templo al completo, el primer coro femenino de su historia y millones de espectadores.
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