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El Gobierno francés venderá la aseguradora AGF y la infórmática Bull este año

Enric González

El Gobierno francés ha dado un nuevo impulso a su programa de privatizaciones. La compañia aseguradora AGF (accionista mayoritaria de la española La Unión y el Fénix) y la informática Bull serán vendidas antes de fin de año, y el Estado destinará buena parte de lo que obtenga al saneamiento de otras empresas públicas en dificultades, como Air France y el banco Crédit Lyonnais. La privatización de Renault, prevista para 1994, queda aplazada por dos años como mínimo. El Gobierno conservador ha preferido no correr riesgos y dejar la enorme venta, con sus posibles consecuencias sociales y políticas, para después de las elecciones presidenciales del año próximo.Las dos grandes privatizaciones, anunciadas ayer oficialmente, se realizarán de forma distinta. Lá de AGF (Assurances Générales de France), en la que el Estado francés posee un 57% del capital, será convencional, con una oferta de acciones en la Bolsa. La de Bull, un gigante informático cargado de problemas, se hará gradualmente y fuera del mercado, con el fin de poder elegir a los nuevos accionistas. La firma japonesa NEC, que ya posee cerca de un 10% del capital, se perfila como clara candidata a ampliar su participación. El Estado posee un 72% y la firma pública France Telecom un 17%.

AGF, tercera aseguradora francesa por volumen de negocio (65.000 millones de francos, casi billón y medio de pesetas), con 22.000 empleados y con elevados beneficios (se estima que en 1993 habrán rondado los 25.000 millones de pesetas), se presenta como un bombón para los grandes inversores. La inminente privatización, en mayo, de la otra gran aseguradora pública, UAP, permitirá medir con exactitud el apetito del mercado, pero los técnicos gubernamentales estiman que el importe de la venta no debe ser inferior a los 20.000 millones de francos, casi medio billón de pesetas al cambio actual.

Los ingresos por privatizaciones presupuestados para este año, 55.000 millones de francos, quedarán cubiertos con la reciente privatización de la petroquímica Elf Aquitaine y la próxima de UAP, por lo que el importe de AGF podrá ser destinado a recapitalizar otras empresas del sector público, como Air France y Crédit Lyonnais.

Contencioso con Bruselas

La venta de Bull se presenta mucho más complicada que la de AGF. La compañía informática, número doce del mundo por volumen de negocio, arrastra enormes pérdidas (estimadas en unos 80.000 millones de pesetas para 1993) y un largo contencioso con las autoridades de la Unión Europea. Los comisarios de Bruselas y el Gobierno francés han mantenido agrias disputas, en los últimos años, sobre las enormes subvenciones públicas recibidas por Bull y la distorsión que las mismas han ejercido sobre la libre competencia.

El Ministerio de Industria francés estima que debe aportar próximamente otros 8.600 millones de francos a Bull, lo que ha sido muy mal recibido en Bruselas. Con el anuncio de la privatización, las autoridades parisinas parecen ofrecer una garantía a la Comisión: si se autoriza esta nueva subvención, será la última, para sanear de una vez por todas la compañía.

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