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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El sueño de la modernidad

Con indudable acierto, esta breve y cuidada muestra retrospectiva de la trayectoria de Sandalinas descubrirá literalmente al público madrileño la personalidad singular de un auténtico raro de nuestra vanguardia histórica. Salvo por algún trabajo incluido en la colectiva inaugural de la desaparecida galería Multitud, es la primera ocasión que la pintura de Sandalinas se presenta en esta capital.De hecho, en su propia Barcelona natal, la figura de Sandalinas no surge realmente del olvido hasta la serie de exposiciones que, desde mediados de la pasada década, reconstruyeron su atípica y subterránea andadura creativa.

Joan Sandalinas (Barcelona 1903-1991) fue un raro en el más extenso sentido del término. Aun cuando su perfil y su actitud responden en términos generales a la de tantas identidades periféricas acuñadas en la azarosa historia de nuestras vanguardias de las décadas de los veinte y los treinta, su carácter excéntrico y voluntariamente distanciado tiende a conferir rasgos más atípicos y complejos a un itinerario creativo que sólo accedió a mantener contactos intermitentes con los propios medios de la modernidad catalana, tanto anteriores como posteriores a la guerra civil, y que, en su propio diálogo ecléctico con el universo de lenguajes de la vanguardia, mantuvo también cadencias y prioridades de naturaleza muy personal.

Joan Sandalinas

Blanquerna, llibrería catalana. Serrano, 1. Madrid.Hasta el 18 de marzo.

Del cubismo sintético a los juegos expresionistas, de las abstracciones constructivas al surrealismo, de los ecos del Miró primero a los homenajes al De Chirico metafísico o clasicista, la obra de Joan Sandalinas discurre dentro de esa itinerancia fluida por los arquetipos de la modernidad, que fue tan propia de la heroica fragilidad de nuestras vanguardias tempranas.

Y en el modo como, desde el destino de su generación, supo componer un territorio íntimo, viviendo a su aire y a su ritmo el sueño de la modernidad, la pintura de Sandalinas conserva hoy, desde la distancia, el aroma entrañable de aquellas aventuras que preservaron, en tiempos y territorios hostiles, el ideal romántico e inquebrantable de un arte nuevo.

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