El alto comisario de la ONU para los derechos humanos no acepta injerencias
El fortalecimiento de la interdependencia entre la democracia, el desarrollo económico y los derechos humanos va a ser una de las preocupaciones del primer alto comisario de la ONU para los Derechos Humanos, el ecuatoriano José Ayala Lasso.Nombrado por el secretario general de la ONU, Butros Gali, Ayala Lasso subrayó que su labor al frente de esta nueva institución, que ha sido una aspiración de Estados Unidos desde que en 1946 se creara la Comisión de Derechos Humanos, no aceptará "ninguna presión por parte de los Estados, organizaciones o personas" en su trabajo.
Entre sus preocupaciones, ha identificado las detenciones arbitrarias y las prácticas de tortura, uno de los informes más abultados del Centro de Derechos. Humanos de Ginebra, a donde llegan cada año cientos de denúncias.
Los derechos de las mujeres y de los niños, las poblaciones indígenas, la libertad de expresión y la lucha contra el "resurgimiento de trágicas" manifestaciones de discriminación racial y de intolerancia, de xenofobia contra minorías étnicas y contra trabajadores emigrados, serán otros puntos prioritarios.
Ayala Lasso, que ha prometido estar "constantemente vigilante" y mostrar un espíritu de apertura y de iniciativa para el respeto de los derechos humanos, tendrá que mostrar también un espíritu de mago para poder hacer frente a las numerosas necesidades que tendrá la Alta Comisaría con los escasos 700.000 dólares anuales que se le ha otorgado como presupuesto.
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