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Alfonso Guerra advierte al Gobierno del riesgo de su alianza con CiU

Luis R. Aizpeolea

El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, defendió ayer la recuperación del diálogo con los sindicatos, advirtió del riesgo que puede comportar la alianza del Gobierno con CiU y exigió solidaridad y disciplina en las filas socialistas. Guerra aprovechó la oportunidad que le ofrecía un acto de las fundaciones Sistema y Jaime Vera para explicar, a menos de tres semanas de la celebración del 33º Congreso Federal del PSOE, su ideario ante una multitud que abarrotaba la sala del hotel madrileño en que se celebró. Aunque se reafirmó en sus posiciones ya conocidas, trató de tender puentes al otro sector del partido en contraste con sus últimas intervenciones.

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Había gran expectación por escuchar el último discurso de Alfonso Guerra antes del congreso socialista. No fue su discurso de ayer el mismo que leyó el pasado otoño en el mismo foro de Madrid o en Granada. No hubo un duro ataque, como entonces, a los renovadores del PSOE o una contraposición entre utopía y pragmatismo que originó la réplica de Felipe González al día siguiente. Ayer evitó los ataques directos, pero sin renunciar a su ideario en el que se reafirmó, consciente, Por otra parte, de que está sabiendo mover bien las fichas para situarse como referente de la izquierda en el PSOE.Enfundado en un traje azul, encorbatado, seguido atentamente por los suyos-que sólo le interrumpieron una vez para aplaudirle-, leyó pausadamente su discurso. Pero aprovechó a fondo una oportunidad como la de ayer, que difícilmente se repetirá en el congreso socialista, ya que al ser miembro de su dirección tendrá limitada su palabra.

Señas de izquierda

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Guerra, aunque no enumeró novedades especiales, se definió a fondo y reivindicó las señas de identidad de la izquierda, unas señas que, como señaló en algún momento de su discurso, de algo más de media hora, sirven también al PSOE en la oposición. Es más, en algún modo estaba hecho el discurso contando también con esa perspectiva.

Se pronunció sobre los sindicatos, el Estado de las autonomías, las alianzas del Gobierno y el papel del partido, amén de algunas consideraciones filosóficas sobre la socialdemocracia en las que estuvo conciliador con el discurso que suele realizar Felipe González. En este sentido, hizo un claro llamamiento a mantener al socialismo unido.

El número dos del PSOE centró su primera preocupación en recuperar el diálogo con los sindicatos. Evitando cualquier referencia concreta a los recientes enfrentamientos entre el Gobierno y los sindicatos, como la huelga del 27-E, abogó claramente por reanudar el diálogo porque "para una política socialista es fundamental un buen nivel de sintonía con las organizaciones sindicales". '

En esta misma dirección, defendió abiertamente la necesidad de potenciar a los sindicatos con el diálogo desde el Gobierno porque "los desacuerdos no benefician a nadie". "Es lógico que exista preocupación por las complejidades y perplejidades que ofrecen paradojas que dan a entender mayores simpatías por las centrales empresariales que por los sindicatos".

Fue lo más duro que dijo. No fue más allá y no contrapuso un discurso de una clase contra otra. Aunque señaló que "las clases trabajadoras han ocupado un lugar central" en el bloque de apoyos al socialismo, defendió la apertura del PSOE a nuevos movimientos sociales y a otras clases, como propugna el sector renovador de su partido.

Ofreció mayor sorpresa su toma de posición sobre el proceso autonómico y la política de alianzas del Gobierno, aunque también eludió las referencias concretas al Ejecutivo. No nombró para nada a CiU.

Guerra insistió en el riesgo que pueden ofrecer "la escalada de declaraciones, las imágenes que pueden proyectarse de utilizar una aportación de votos como permanente presión sobre la gobernación de España". Una preocupación que también comparte el Gobierno, aunque Felipe González le ha dado el sesgo positivo en sus últimas intervenciones, de que la colaboración de CiU con el Ejecutivo es un paso en la integración del nacionalismo dentro del Estado.

Los dos riesgos

En esta línea, alertó sobre el riesgo que puede venir "de algunos tratamientos de la cuestión autonómica, que no se puede mantener abierta indefinidamente". Guerra llegó a calificar a esos tratamientos de la cuestión autonómica de "primer riesgo" y realizó una amplia disertación sobre la vertebración de España empalmando con la tradición histórica de la Generación del 98, la Institución Libre de Enseñanza y Pablo Iglesias.

Si el primer riesgo es para Alfonso Guerra la falta de un tratamiento adecuado al proceso autonómico, el segundo lo situó en el despegue político de alguno de los grandes agentes o colectivos sociales, especialmente los sindicatos, de los que lamentó la pérdida de sus referentes políticos.

Guerra extendió el problema de la falta de inserción social y política a los jóvenes, con problemas de empleo y vivienda, a los jubilados, y sus pensiones, y a las mujeres. La defensa del Estado del bienestar ocupó otro espacio clave en su ideario proclamado ayer. Calificó de "irrenunciables" las conquistas del Estado del bienestar por suponer "un afianzamiento y un desarrollo más pleno de la democracia política". Guerra elevó el Estado del bienestar a una conquista clave que explica "el período de mayor estabilidad de Europa".

Su posición ante el modelo de partido no ofreció sorpresas. Defendió la recuperación de la solidaridad y la disciplina dentro del partido, y pidió una dirección equilibrada y sin exclusiones. Su insistencia en estos aspectos, y no en la pluralidad, como defienden los renovadores, es otra de sus señas de identidad. "Creo que en estos momentos es necesario actuar, a la vez, con un gran rigor y tolerancia, y con un gran sentido de la acción solidaria y disciplinada. Hay que hacer un esfuerzo real de integración política y de equilibrio responsable, que no frustre ni excluya a nadie".

[Casi a la vez, Felipe González hacía unas breves declaraciones sobre este tema en el Palacio de El Pardo a la salida de su entrevista con el presidente argentino, Carlos Menem. González dijo que la próxima comisión ejecutiva del PSOE será parecida a la actual, en su estructura, pero "con el funcionamiento de una especie de comisión permanente"].

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