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Tribuna
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No hay sitio para Góngora o pistas para escribir al Director

Soledad Gallego-Díaz

Varios de ustedes se han quejado de mi evidente incapacidad para ofrecer pistas que les sirvan para atravesar la difícil puerta de la sección Cartas al director. Joan Collado, de Areyns de Mar, me asegura, por ejemplo, que ha enviado dos cartas "sobre temas de interés nacional" que no han aparecido en el diario y que, sin embargo, ha leído otras "de escaso interés". Animada por cartas y llamadas como la de Collado, he pedido a mis colegas que me ayuden a elaborar un pequeño catálogo de consejos, con la esperanza de que sean de utilidad, aunque, como siempre en esta columna, sin pretensiones de encontrar reglas ni de ofrecer garantías.La sección de Cartas al director es una de las más leídas en todos los periódicos. Hasta no hace todavía muchos años, algunos periódicos británicos las publicaban en primera página. En EL PAÍS, algunos estudios de mercado nos han demostrado que las cartas de los lectores son tan leídas como las columnas de los comentaristas del propio periódico.

Sin embargo, la sección de Cartas al director es de las consideradas acordeón, es decir, su espacio aumenta o disminuye según la extensión de otros elementos ajenos a ella. Durante la semana compite con las dos tribunas de opinión. El domingo, con una tribuna y con la columna de esta Defensora. Lamento constatar que el domingo, cuanto más escribo yo, menos espacio hay para ustedes.

Con el fin de aliviar esta presión, la dirección del periódico decidió abrir otros espacios en los que tengan cabida más opiniones de los lectores. Así, hay también secciones de Cartas en El País Semanal, en el cuadernillo dedicado a Madrid y en el suplemento especial de los viernes, conocido ya como Tentaciones.

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Pese a todo, seguimos publicando menos del 15% de las que nos envían.

Para intentar darles algunas pistas, he leido las Cartas al director recibidas, y las publicadas, en la semana del miércoles 16 al miércoles 23 de este mes de febrero, aunque sólo las destinadas a las páginas de Opinión. Éstas son mis conclusiones:

1. Se recibieron 260 cartas (el 70% firmadas por hombres, el 25% por mujeres y el 5% restante por grupos o colectivos). Se publicaron 39 (32 firmadas por hombres, 5 por mujeres y 2 por colectivos).

2. Los temas propuestos por los lectores fueron, a grandes rasgos, los siguientes: quejas por el funcionamiento de organismos oficiales y sindicatos (30); derechos humanos y ecología (29); paro y economía (28); temas culturales y textos genéricos (28); educación, familia y religión (20); televisiones (20); internacional (19); mal funcionamiento de servicios privados (17); deportes (15); nacionalismo (14); sanidad y Seguridad Social (13), y polémica sobre el PSOE (10).

3. Las cartas elegidas para publicar trataban del mal funcionamiento de organismos oficiales, sindicatos y servicios privados (13), nacionalismo (4), internacional (4), derechos humanos (3), paro (3), educación (3), cultura (3), deportes (2), sanidad (2) y televisión (1).

El subdirector de Opinión, Hermann Tertsch, de quien depende la sección de Cartas, ha aceptado explicar cómo se realiza esa trabajosa selección: "Quedan descartadas de inmediato las anónimas y las insultantes o injuriosas hacia personas, instituciones o empresas, que son más frecuentes de lo que uno podría pensar. Se aceptan todas las críticas, tanto más si sus causas están explicadas con ejemplos concretos. Pero desechamos todo exabrupto, al igual que toda apología al terrorismo, racismo y nazismo".

Ésa es la primera selección. Sigamos, "Entre las restantes", apunta Tertsch, "solemos preferir aquellas que aluden a alguna cuestión de actualidad o a un problema humano y están escritas de forma inteligible".

Todavía más claro: "Quien desee que su carta sea publicada debiera abstenerse de excesos poéticos en su prosa, juegos de palabras supuestamente ingeniosos y otros tirabuzones literarios. Quien tenga algo que decir que pueda ser de interés para el resto de los lectores, bienvenido sea; quien quiera ejercer de Góngora, que se presente al Premio Adonais".

La longitud de la carta es también un factor determinante. "Queremos publicar el máximo número posible de opiniones llegadas a nuestra redacción", asegura el subdirector. "Por eso, una carta de 20 líneas tendrá siempre más posibilidades de publicación que una de 40".

"Algunos de nuestros lectores", termina Tertsch, "caen en la tentación de mandarnos un tratado o un ensayo, con la intención, unas veces secreta y otras declarada, de que esta sección lo publique, debido a su extensión, como artículo de opinión".

Esta última pretensión "es poco recomendable. La experiencia demuestra que este tipo de cartas al final no se publica ni en una sección ni en otra".

Ya sé que parece duro, pero tengan en cuenta que la no selección de su carta no quiere decir que esté mal escrita. Recuerden que el propio Luis de Góngora tendría problemas para firmar en este periódico y, desde luego, nunca encontraría plaza como redactor.

Advertencia. El País de las Tentaciones, que aparece los viernes, incluye ahora un concurso, patrocinado por el propio periódico y denominado La quiniela de los oscars. Un lector, Antonio Val, me pide que les advierta que participar en él les costará entre 265 y 365 pesetas.

En efecto, el sistema elegido para este concurso es el denominado "906". Usted llama a un número de teléfono y registra sus predicciones. El anuncio de La quiniela de los oscars (que se publica en el mismo cuadernillo) explica, en letra especialmente pequeña, que "el precio de la llamada es de 73 pesetas por minuto en horario normal y de 53 pesetas por la noche o durante el fin de semana". Debe usted tener en cuenta, sin embargo, que necesitará mantener la comunicación telefónica durante, al menos, cinco minutos para registrar todos los datos necesarios.

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