De La Habana ha venido un barco
La guajira, el mambuco, la guaracha, el chachachá, la parranda y el meneo se apoderan de la noche
A los 13 años de aquel otro 23F, Madrid fue tomada el miércoles por la guajira, el mambuco, la guaracha, el chachachá y el meneo. Lo caribeño se encuentra aquí a sus anchas. El son cubano mantiene excelentes relaciones con el rock y está a partir un piñón con el flamenco. Esa noche, Albita Rodríguez movió los cimientos de un rascacielos de la Castellana, al tiempo que Gema y Pavel hacían lo propio en Malasaña.
Madrid es una esponja y a Cuba le va la marcha. La efusión es ya fusión.
De La Habana ha venido un barco cargado de sones, colores, sabores y saberes. Toda la noche se oyeron sonar danzones. La parranda empezó en la sala Cuin, muy cerca de la torre Picasso. Albita Rodríguez, nueva en esta plaza, presentaba su primer disco editado en España, Cantaré. Dejó pasmado al respetable. Albita canta el son montuno y el bolero de forma tradicional, pero con garras de tigresa y feeling de pantera. Animal de escenario, es una leona de apariencia frágil y poderosos recursos. Su fugaz actuación en Cuin, muy poco anunciada, fue casi un rito de iniciados, pero sirvió para tantear el terreno y sopesar sus posibilidades, que son muchas.
Cuando Albita terminaba, Gema y Pavel, llegados de La Habana hace siete meses, se presentaban en el Café del Foro. El dúo, sorpresa de la temporada en la capital, está consiguiendo gran prestigio por el boca a boca. La buena nueva corre como la pólvora. Martirio, Santiago Auserón, Javier Ruibal y otros músicos se hacen lenguas sobre la calidad musical y literaria de esta pareja cubana. Con una sola guitarra, un chékere (instrumento de percusión), su voz y su talento escénico hacen un espectáculo magnífico. Bebieron en las fuentes de la nueva trova, pero ellos han creado un estilo en el que, además de la influencia de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, hay también brisas de Dylan, Tracy Chapman o Paul Simon. Cada canción es una novela pletórica de ternura.
Gracia y carisma
Suben al escenario en estado de gracia y bajan de él en estado de carisma. Las canciones son sorprendentes. En Yo quisiera dejar de fumar, Gema da una lección magistral de facultades, un tratado de risas e ironía. Y hay otro tema cuyo contenido es tan barroco como su título: La misteriosa historia de la desaparición física del carrito de los helados en la ciudad de La Habana (Cuba).
Gema y Pavel actúan el lunes 28 en Libertad, 8, a las 23.30.
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