Frente a la calumnia, información y no leyes represivas"
Una parte sustancial de la intervención de Juan Luis Cebrián en la Universidad Complutense estuvo dedicada a la carrera emprendida por las televisiones, privadas y públicas, en pos de la audiencia, basada en la apelación a. los instintos primanos de los espectadores, así como a la "entronización. de la mentira en algunos programas de radio y columnas de prensa y su vasallaje a intereses ajenos a los usuarios de los medios".Calificó, por ejemplo, de "inadmisible" que "quien se flagela cada día ante los oyentes en defensa de la ética y la moralidad pública cobre luego comisiones publicitarias por su labor informativa' o extorsiones a las empresas que no se anuncian en sus espacios", y lamentó que la Iglesia se lave las manos ante "la utilización consciente de la mentira y la calumnia en las ondas de eleterminadas emisoras de esta capital, con total impunidad y al senicio de intereses personales".
Frente a estas "aberraciones períodísticas" Cebrián se m, ostró partidario de "la información y la denuncia" camino que pocos eligen, "probablemente porque se sienten como el ciudadano normal ante el terrorista: incapaces de usar las mismas armas que el otro a la hora de defender sus bienes o su vida". Lo cual conduce, en su criterio, a que se haga realidad el viejo refrán: "Calumnia que algo queda" con el que titulé la conferencia de ayer.
Cebrián Insistió una y otra vez en que lo que calificó de malversación informativa" no puede ser combatida con actitudes represivas, que "sería un crimen mayor que el que estos individuos cometen" ni tampoco con obsesos de la censura, que apelan a la "responsabilidad" de los periodistas para encubrir "los deseos de contar con un periodismo obediente o servil". En este contexto, volvió a recordar una frase que hizo fortuna durante los años de la transición a la democracia, según la cual Ia mejor ley de prensa es ninguna. ley".
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