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Y ahora, Mostar

La pacificación de la capital de Herzegovina es el principal objetivo internacional tras el fin del cerco artillero a Sarajevo

La discusión sobre el futuro de la ciudad de Mostar, dividida entre musulmanes y croatas después de una guerra medieval que ha devastado todos los vestigios arquitectónicos y culturales del periodo otomano en el sector oriental, se perfila como la nueva batalla diplomática en el conflicto de Bosnia-Herzegovina si la pacificación de Sarajevo llega a consolidarse.Por primera vez en la guerra de los Balcanes, la Unión Europea (UE) ha tomado las riendas en un proceso negociador que, desde sus prolegómenos, tropieza con obstáculos monumentales. El más importante es la pretensión de los croatas de convertir Mostar en la capital de la república que autoproclamaron en Bosnia-Herzegovina bajo la denominación de Herceg-Bosna, siguiendo el mismo ejemplo de los serbios, quienes poco después de desencadenar la guerra, en abril de 1992, constituyeron su república serbia de Bosnia-Herzegovina.

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La razón esgrimida por los croatas para defender la capitalidad de Mostar -es que se trata de la mayor ciudad de toda la república de Herzeg-Bosna. Poco importa que, según el último censo de antes de la guerra, los musulmanes constituyeran el 34,8% de la población, los croatas el 33,8% (2.000 habitantes menos), los serbios el 19%, mientras que el 12,4% se declaraba yugoslavo o pertenecía a otras nacionalidades.

"No tenemos otra alternativa", dice Drago Malic, portavoz del Gobierno de la república croata de Herceg-Bosna. "¿Qué otra ciudad podría ser la capital de nuestra república?Los musulmanes tienen varias ciud ades importantes además de Sarajevo, como Zenica y Tuzla. Los serbios tienen Banja Luka, Pale, Doboj... Nosotros sólo poseemos Mostar".

El problema de fondo en la pretensión croata y el lógico rechazo musulmán tienen una directa relación con el puerto adriático de Neum, única salida al mar de la extinta república de Bosnia-Herzegovina y hoy ocupada militarmente por las fuerzas del Consejo de Defensa Croata (HVO) y anexionada a la república de HercegBosna. La carretera que va desde Sarajevo a Neum pasa por Mostar. Para el Gobierno bosnio de mayoría musulmana (con sede en Sarajevo), Neum es su única posibilidad de acceder el mar, aunque por el camino hay una amplia franja de territorio ocupado por las fuerzas militares croatas.Propuesta de la UE

Con estas premisas, la UE ha elaborado una propuesta de desmilitarización de Mostar que permite avanzar hacia una solución para el futuro de la ciudad, a través de un periodo transitorio de dos años bajo tutela de la UE. Una delegación europea se ha reunido en tres ocasiones bajo los auspicios del batallón español de las Fuerzas de Protección de la ONU (Unprofor), en las que se habló de las áreas que quedarían bajo control de la UE y del futuro del aeropuerto de Mostar.

La propuesta europea prevé, tras la firma de un acuerdo de paz, la retirada de fuerzas a unos cuatro o cinco kilómetros, hasta Rastani (al norte) y Rodoc (al sur). Este punto ya tropieza con la objeción musulmana de que no se incluyen las unidades del HVO estacionadas en el aeropuerto, desde donde bombardean el sector oriental. Los responsables croatas se resisten a ceder el aeropuerto, destruido y en plena línea del frente, a las fuerzas de Unprofor.

La UE propone la creación de un consejo de gobierno de la ciudad que, según los croatas, estaría formado por tres musulmanes, tres croatas, tres serbios y un representante de la UE. La parte musulmana contempla un organismo de 15 miembros, a saber, cinco croatas, cinco musulmanes, tres serbios y dos yugoslavos, en base a la distribución de la población de Mostar dé antes de la guerra. El alcalde sería decidido por la UE, y Alemania ya se ha adelantado a proponer que sea de dicha nacionalidad, con el lógico aplauso croata y el recelo musulmán.

El proyecto europeo evita mencionar la cuestión de la capitalidad de Mostar, pero insiinla que la ciudad albergará las instituciones más importantes del Gobiemo de Herceg-Bosna.

Para Smail Klaric, musulmán y alcalde de Mostar este, después de nueve meses de bombardeos, de más de 1.300 muertos desde el 9 de mayo y de gobernar una porción de la ciudad totalmente devastada, todavía es posible soñar en una ciudad unida, en la que convivan todas las nacionalidades, "menos los criminales que tienen manchadas las manos de sangre". Una opinión muy distante de la de Drago Malic: "El gobierno de la ciudad debería estar bajo control croata, con participación de algunos musulmanes y,serbios".

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