El régimen argelino libera a dos dirigentes del FIS para desbloquear el diálogo
El régimen argelino, en un gesto sin precedentes, ha liberado a dos miembros de la cúpula del Frente Islámico de Salvación (FIS), disuelto por orden gubernativa en marzo de 1992. Alí Djeddi, presi dente de la Comisión Política, y Abdelkader Boukhamkham, miembro del Consejo Consultivo del FIS, fueron liberados ayer, según anunció la agencia oficial APS. Djeddi y Boukhamkham, de 44 y 35 años, respectivamente, permanecían detenidos en el penal de Blida, junto a otros siete dirigentes del mismo grupo.
Djeddi y Boukhamkham, fueron condenados a cuatro años de prisión en julio de 1992, acusados de "complicidad en la dirección y organización de un movimiento de insurrección". Su sorprenden te liberación es un importante gesto del nuevo jefe del Estado argelino, Liamin Zerual, quien ha reiterado su intención de abrir un diálogo nacional con todos los sectores de la oposición desde que accedió a la presidencia de la República el pasado 31 de enero. Zerual invitó a "todos los hijos de Argelia" a comprometerse en el diálogo de paz en su discurso de investidura, para "levantar un sistema nacional que permita al pueblo expresar sus deseos con toda libertad y lejos de toda irregularidad".La invitación del nuevo presidente fue muy bien recibida por los dirigentes del FIS. Sólo un día después, el FIS respondió desde Nueva York con una Declaración contra la violencia. Un comunicado de la delegación parlamentaria del FIS, que preside Anuar Haddam, miembro de la ejecutiva del movimiento y elegido diputado en 1991, que condenaba la violencia gratuita y mencionaba expresamente los atentados contra extranjeros, políticos, periodistas e intelectuales "que se manifiestan en el ejercicio de sus libertades de pensamiento y expresión".
El comunicado del FIS supuso la ruptura definitiva con los GIA (Grupos Islámicos Armados) que, dos meses antes rechazaron "todo diálogo, toda tregua y toda reconciliación" con las autoridades.
El imprevisto gesto del régimen sigue al goteo de prisioneros liberados de los campos de detención del Sáhara, en el sur del país. Luego vino la suspensión de las ejecuciones sumarias de militantes integristas. La liberación de Djeddi y Boukhamkham es un tercer paso para consumar la brecha entres los islamitas proclives al diálogo y los más radicales, a quienes el régimen persigue aislar definitivamente.
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