La salud de la Policía
El diario que usted dirige, correspondiente al 14 de febrero, publica en sus páginas 16 y 17 un artículo suscrito por Jesús Duva que, ya desde su titular -Policías de cloaca-, manifiesta una intención claramente negativista y demagógica respecto a la situación de quienes formamos el Cuerpo Nacional de Policía.Es verdad que en el Cuerpo Nacional de Policía hay policías -cada vez menos- corruptos, enajenados o, como el articulista señala, "vagos, maleantes, chiflados y... hasta asesinos", pero no lo es menos que éstos constituyen la excepción que confirma el buen estado de salud -pública y privada- de la generalidad.
No es menos cierto que un determinado número de policías, 8 en 1990 y 20 en 1993, han sido separados del servicio por declarárseles autores de faltas muy graves, en la generalidad conductas constitutivas de delito doloso.
Queremos seguir creyendo en el buen hacer y la honestidad profesional del señor Duva, pero en esta ocasión le han vendido una lavadora ya muy usada. Porque usado es el cuento de la encuesta de 1988, y usado hasta el manoseo resulta ya el Régimen Disciplinario del Cuerpo Nacional de Policía, calificado de "durísimo", de militarista, de cercenador de libertades, etcétera, por quienes hoy cambian su criterio para señalar que "funciona mal, es lento y muy subjetivo".
La repugnante acción de los dos policías de Nigrán debe llevarnos a la reflexión de un mayor cuidado en la selección y posterior formación de los miembros de la Policía, de una mayor necesidad de realizar el seguimiento de sus condiciones psicofísicas durante su vida profesional, pero poco aportaríamos a la solución de los problemas si todo lo basáramos en el régimen disciplinario, pues como el derecho penal tiene un fin sancionador -y corrector siguen diciendo algunos- de conductas o hechos producidos, ante lo cual yo sigo preguntándome: ¿en qué hubiera beneficiado -desde mi respeto a ellos y a sus deudos- a los desgraciadamente muertos en Nigrán que sus asesinos fueran policías en activo, en segunda actividad o expulsados del CNP?
No, señor director, nos guste o no, éstas son las grandes contradicciones -algunos dirían los timbres de gloria de un Estado de Derecho- donde ni los policías ni la Policía pueden actuar como los delincuentes, y olvidar los derechos y garantías inherentes a todos los ciudadanos, incluso cuando son policías.-
Presidente nacional del Sindicato Profesional de Policía.
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